Buscando guayaba ando yo, yo también Rubén, una guayaba que esté bien buena. Eso sí, bien, bien buena. Quiero conocer, sí, me niego a decir encontrar, esa guayaba. Esa personita especial que cale hondo, bien hondo en mi mente y mi ser y que en adelante sea digno de caminar a mi lado. Ahora sí estoy más preparada.

Reconozco que lo primero que debía hacer es quererlo y, hasta ahora, no estaba en mis planes. Más, de repente, me tomaron de la mano y, aunque no era la guayaba, la sensación fue rica, rica. Me provocó pensarlo y, por supuesto, desearlo. Dice la gente que no habrá hombre que se me acerque porque los intimido, jaja.

Hombre que se intimide por mi trabajo es precisamente el mismito que no quiero conocer, les respondo. Otras me dicen que no hay vacantes, que están ocupados o no sirven y yo pienso, no respondo, que en un universo tan maravilloso y perfecto como éste, imposible que no hayan opciones variadas para cada quién. Me encanta cuando conozco parejas que de verdad son dignas de emular.

La realidad y a mi criterio, no son muchas, pero, sí existen. Obvio, cuando llegan a mi es porque ese pronunciado amor está ausente, en cero manifestación consciente. Son los que me dicen que se aman, que han forjado una familia juntos, que se divierten mucho, que son panas pero, en el fondo, en ese entre líneas lo que gritan es un vacío y una insatisfacción enorme. Ejemplos tan presentes que por mucho tiempo me provocaron renegar de la supuesta palabra amor. Tanto así que me inspiré a buscar, rebuscar y tratar de entenderlo todo sobre amor de pareja, amor romántico, apego y otras variables relacionadas con el tema. Necesitaba ayudarme y ayudar a todos y todas que llegaban con la esperanza de un cambio, de realmente amar y ser amados.

Siempre dije que quería una relación very part time hasta que me enamoré, jiji, entonces la cambié por una very over time, pero no resultó. Luego de eso, pausa. Para sanar el duelo, para reconstruirme y estar lista, otra vez. Creí que lo estaba cuando apareció la guayaba: guapo, simpático, inteligente, conversador, buen bailarín, etc., etc., etc. A la primera, una voz de alerta en mi mente, la segunda para corroborar la información, la tercera para decir gracias, pero no gracias. Sirvió para reírme un rato y acordarme que todavía no estaba lista, que si eso era, otra vez, lo que yo estaba atrayendo a mi vida entonces, sin duda alguna, tenía mucho trabajo por hacer. Otra vez, pausa. Sí, me tomo el tiempo que dice la ciencia que necesitamos para sanar nuestros duelos.

No hay prisa ni atajos. Lo que hay es trabajo con pura conciencia para estar preparados, para saber cómo queremos amar y ser amados. Y en esas estoy, queriendo amar y ser amada. Hoy, quiero invitarte a que emprendamos juntos y juntas el camino de la conquista, de lograr conocer ese ser que también quiere concerme y conocerte.

Si estás soltero y soltera como yo, ven. Vamos a conquistarnos juntos y juntas. Espera las instrucciones de la reconquista la próxima semana y desde ya separa las fechas del 11 y 12 de febrero, luego les cuento…