Para los varones que padecen este trastorno sexual, la eyaculación precoz es una total incapacidad de poderse mantener en dicha ejecutoria sexual por más tiempo del deseado. El suficiente, el requerido por su pareja para la plena satisfacción sexual de ésta. 

La tendencia de los varones, créanme que es algo que escucho constante e incansablemente, es a esforzarse al máximo para provocar en sus parejas el deleite sexual supremo antes de ellos tan siquiera pensar en su orgasmo. 

El problema es que para estos varones eyacular y así terminar, es algo que ocurre de uno a tres minutos de iniciada la penetración sin tener la capacidad de evitarlo. Escribo orgasmo en singular y no en plural ya que para los varones parece un tema descartado el considerar disfrutar varios orgasmos y una sola o ninguna eyaculación. Destreza altamente recomendada y que con terapia muchos ya conquistan. 

Quienes controlan su eyaculación aseguran poder penetrar por más minutos. Ellos aseguran poder “echar para atrás la sensación si ya viene” y cito. Dicen pensar en otra cosa, cambiar de postura, seguir penetrando todo sin eyacular y sin perder erección mientras siguen disfrutando. 

En ellos, tampoco está presente el pensamiento constante de que “me desespero, me va a pasar otra vez, me da vergüenza, no cumplo sus expectativas” entre tantas otras cosas se van diciendo mientras ya se anticipan a los resultados. Dato que en mi teoría se nombra como ansiedad ejecutoria, válida tanto para ellos como para ellas. 

Es ese diálogo interno que te predispone a más de lo mismo, lamentablemente. A esa experiencia sexual que ambos consideran negativa con el agravante de que propiciará acercarse, nuevamente, con la misma preocupación o frustración ya que no han hecho nada científicamente diferente para que no vuelva a suceder. Tanto así que en muchas ocasiones prefieren prescindir de la experiencia sexual toda vez temen dichos resultados. 

Entonces llega la evasión y hasta la renunciación al acto sexual. Como primer intento tratan de resolver el problema con pastillas, cremas, aros u otros ofrecimientos comerciales. Se excusan bajo las palabras de que tienen mucho trabajo, ansiedad, el hace mucho o hace poco que no hacemos nada, entre tantas otras frases que se dicen para justificar su realidad sexual. 

Una que no debe existir y que de prevalecer provocará en su pareja otros trastornos sexuales, también. Desde el famoso no tengo ganas hasta el no siento nada. Mujeres que suelen ser diagnosticadas con disfunción orgásmica, falso. No es que no tengan la capacidad de disfrutar sus orgasmos, es que él termina antes y ella se queda con las ganas. 

¿Te identificas? Lo bueno es que con terapia se resuelve. Te enseñamos y aprendes a controlar la eyaculación, a mantener la erección, a disfrutarlo todo, todo…