Así pasó este cuento. Nos estábamos escribiendo y, de repente, la conversación se tornó kinky, es decir, calientita. Ya andábamos por el camino del flirteo y de seducción 101, apenas comenzando, cuando de repente, surge la frase tan trillada y repetida por ellos: mándame una fotito porfa.  Y digo trillada porque es lo usual entre esas personas que buscan acción, compañía, amistades y sexo en las redes sociales. 

Lo ignoré, pero él no y, de repente, recibo su foto. El tipo acostado en su cama, con el pecho al descubierto (no se veía más abajo, pero mi mente, como es, se lo imaginó todito)  con esta única cara de @#$%^&* que delataba sus más íntimos pensamientos eróticos.

Imagino  que si lo hizo tan pronto (enviar la foto porque lo demás no sé), y sin pensarlo un segundo, era su uso y costumbre. Pero, la realidad es que esa acción me dio  asco, tan asqueroso, que de inmediato pasó a la lista de los descartados, no sin antes provocar otro poco de análisis y entendimiento de mi parte sobre las conductas sexuales y hacia dónde se dirigen con estas modalidades electrónicas y de liberación femenina. 

Así que de inmediato empecé a preguntar. Quedé impresionada con la cantidad de féminas que sí siguen esos juegos (o invitaciones) y envían sus fotos sugestivas e implícitas, como parte de su plan de conquista, y ellos tal parece que se andan acostumbrando muy fácilmente a ese proceder.

Qué pena, digo yo, que soy una romántica, detallista y específica cuando de sexo y sus placeres se trata. Mujeres que piensan que esa es la forma de conquistar.

El asco me dio porque no pude imaginar mi cuerpo al lado del suyo, ni tan siquiera acariciándolo. No comulgaba con mi alma, todavía no, y por sus acciones nunca lo hizo. El asunto está en que, ustedes varones, no deben generalizar. 

No todas estamos buscando sexo en la primera conversación o cita, sobre todo si son como yo, que ya aprendí a distinguir al príncipe del sapo. Ya bien lo dice el refrán, mejor sola que mal acompañada. Por tanto chicos, aprendan a tantear bien el terreno antes de caminarlo no se vayan a caer por el precipicio en los primeros cinco minutos de interacción. Y que conste que no estoy hablando de amor, pero sí de gusto, de química bien canalizada.

No todas estamos buscando sexo en la primera conversación o cita...