Las escenas de tener relaciones sexuales en la ducha son unas de las más típicas de muchas películas románticas. Todo lo hacen lucir perfecto. Pero en la vida real, existen varios aspectos que nos llevan a recordar que la realidad es otra.

La atracción, las ganas y la iniciativa pueden estar, pero esto no quiere decir que todo va a ser tan fácil como parece.

La revista Cosmopolitan publicó una serie de observaciones con relación a esta práctica que distan mucho de ser tan placenteras como algunos pudieran imaginar. Y bueno, quienes lo hayan intentado, seguramente se sentirán familiarizados con algunas de ellas. 

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1. Tratar de besar a tu pareja, pero ver que es incómodo porque tienes la boca llena de agua.

2. Darte cuenta de que buscar –e intentar- lograr la posición correcta para tener intimidad es más difícil que hacer malabares en un circo. ¡Y cuidado con los resbalones!

3. Tener presente que las posibilidades de caerte y lesionarte –como sufrir una fractura- están latentes toooodo el tiempo –y no suena, para nada, erótico-.

4. Querer acostarte en el suelo de la ducha o en la bañera para encontrar más comodidad, pero darte cuenta de que… ¡ay, fo, qué asco!, no es lo más higiénico del mundo.

5. Luego de tanta dificultad, considerar seguir la intimidad sexual en la cama pero… ¡ups!, están mojados, así que aquello de llenar de agua la cama, nada qué ver. Algunos podrán ver la solución en buscar varias toallas para que no se moje, pero en lo que haces la búsqueda, ya la chispa de la pasión se fue a volar.

Además: ¿La rutina está matando tu pasión? ¡Pon el sexo en agenda!

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