Primero, te llenan de atenciones. Mails, Whatsapp, mensajes de texto, horas por el teléfono, invitaciones, declaraciones…. Después, desaparecen sin dejar rastro tras una ansiada noche de pasión. 

“¿Qué pasó? ¿Qué hice mal? No entiendo nada” son las interrogantes que dan vuelta en la mente de su “víctima” con su desaparición voluntaria. 

La razón, si es que existe, bordea el misterio y hasta tiene visos del terror. Es que por su comportamiento es como si fueran abducidos literalmente. No son hayados. Y sus palabras de amor eterno, se desquebrajan en el silencio abismal que provoca su inesperada ausencia. 

Sin embargo, al correr de los días su presencia se desvanece. Lo que queda, es un sabor amargo. Una sensación de ingenuidad, intranquilidad y desilusión por haber caído en una trampa rosa. 

¿Por qué alguien actúa de esta manera?

“Pueden ser varias las razones. La razón más simple es que el objetivo haya sido solo sexual, y al estar satisfecha la necesidad, desaparece la motivación real”, explica la psicóloga Nina Bascou.

Una segunda razón posible, añade, es que exista miedo a la intimidad afectiva real, y que el alejamiento tenga por objetivo disminuir la ansiedad que implica el contacto e intimidad emocional. 

El comportamiento ha sido llamado “amnesia postcoital”, un síndrome casi universal que afecta tanto a hombres como mujeres, pero parece ser más frecuente en hombres. Lamentablemente es asintomática hasta que se presenta en forma espontánea, eficaz y en definitiva, el rastro se pierde.

El deseo y punto

Se supone que si uno está soltero, anda buscando conocer a esa “alguien” especial o por lo menos, se da por hecho que en un primer contacto las intenciones serán claras para donde va la “relación”, pero ¿por qué equivocarse tanto y no percibir esa futilidad con que se toma el encuentro sexual? 

Para la especialista la fuerza del deseo sexual lleva a confundir muchas veces el estado interior, los sentimientos que hay en juego. “Sin que necesariamente te están mintiendo, pero se distorsiona un poco la realidad y te pueden jurar amor eterno y prometer el infinito y más allá”, ejemplifica. 

Aunque tampoco hay que ser tan “buenita”. Dice que hay casos en que puede que exita de verdad una mentira más consciente, pero “creo que en la mayoría de los casos hay una ‘embriaguez’ del romance que hace decir cosas que no son tan, tan fieles a la verdad”, detalla Bascou que imparte el taller “Más cerca o cómo cuidar una relación”, en el Centro Holistico Inana, que puede ser un aporte para quienes deseen arriesgarse a abrirse a un vínculo de verdadera intimidad emocional. 

Tiempo al tiempo

Si el sujeto no se manifiesta entre las 48 y 72 horas siguientes a los primeros encuentros el caso deberá ser inscrito como “amnesia postcoital”. Ahora bien, hay que hacer la distinción que su “muerte súbita”, afirma la experta, que nada tiene que ver con el éxito o fracaso del coito. Sino más bien se relaciona con este misterioso síndrome que se diagnostica pero no se cura. 

Nina Bascou propone que para no caer en esta ola de emociones que deja un encuentro con estos “tipos”, conocer más a la persona antes de involucrarse sexualmente. 

“Un excelente predictor de la conducta de ‘el personaje’ es conocer algo de su historia, el cómo se ha desempeñado en otros vínculos, ya que posiblemente tenderá a comportarse de manera similar en la situación actual”, aconseja. 

Aunque también ayudará el tiempo, la racionalidad y el poner objetividad a todas las promesas de amor. “Puede que le reste a los encuentros un poco de romanticismo y magia, pero eso te proporciona mayor seguridad y resguardo de la autoestima y salud mental posterior”, señala. 

Sin embargo, la mejor brújula será lo que te diga el instinto, la intuición, la observación, la razón y darle tiempo a los encuentros, aún cuando uno se sienta muy enamorado de esa persona. 

Pero, si has sido víctima de un “amnésico”, la reflexión-lección que se aprenderá es que “el amor no se jura, una buena pareja va a demostrar con hechos el cuidado, atención y respeto que pone en la relación”, establece la psicóloga. 

Y sobre todo, tras un encuentro de este tipo no caer en la victimización. Reponerese al instante, abrir bien los ojos antes de volver a eligir a un compañero y sin evitar el sufrimiento o la pena por la desilusión, no olvidar poner las reglas claras antes de tanta intimidad. Así no hay engaño.