Una mujer está acostada en la cama junto a su pareja mientras nota que en la pantalla del teléfono celular de él aparecen emojis de corazones. Se trata de una amiga con quien está texteando, y las preguntas surgen. ¿Es apropiado este tipo de intercambio? ¿Es normal que le incomode a ella? ¿Qué pasa cuando no estás de acuerdo con la manera en la que él o ella se comunica en las redes sociales con otras personas? 

No es sencillo responder estas preguntas. Las redes sociales y la comunicación a través de textos puede complicar bastante las relaciones amorosas precisamente porque las fronteras son difusas. 

En situaciones como la mencionada anteriormente, él podría pensar que no pasa nada por recibir de su amiga un corazón, pero ella quizás se siente extraña con el acercamiento.

Pero hay muchos otros posibles conflictos que pueden aflorar cuando las conversaciones no ocurren en persona.

“He visto parejas que ahora se pelean por texto, más que presencialmente. Cuando vienen donde mí, en vez de contarme lo que les está pasando me dicen: lea esta conversación”, cuenta la doctora Nina Martínez, psicóloga de parejas y familias.

A diferencia de lo que ocurría antes de que existieran los mensajes de texto, las conversaciones entre las parejas ocurrían personalmente y lo que se decía -bonito o feo- ahí quedaba. Hoy no es así. Martínez ha visto cómo muchas personas acumulan los mensajes que su novio o esposo escribió en un momento de coraje. Y esta "evidencia" se convierte en una memoria dolorosa disponible al toque de un botón. 

“No se dice lo mismo cibernéticamente que presencialmente. Cibernéticamente sentimos que tenemos más libertad acerca de lo que podemos decir. Obviamente, esto tiene un lado positivo y un lado negativo”, precisó la catedrática de la Universidad Carlos Albizu. 

El lado positivo es la posibilidad de poder escribir en un texto o correo electrónico todo lo que sientes y luego editarlo para escoger realmente lo que deseas expresar. Por eso, uno de los consejos que ofrece la doctora para manejar apropidadamente es llevar a cabo el ejercicio de escribirle a tu pareja pero en lugar de enviarlo inmediatamente dejar pasar un tiempo para evaluar si de verdad deseas dejar escritas esas palabras. 

“Lo que escribes y envías por impulso ya no lo puedes borrar", recalca la doctora, al exhortar a mayor reflexión para utilizar los canales de comunicación. 

Las redes sociales también se prestan para monitorear a la pareja (actividad que puede causar roces entre ambos) y aumentan las oportunidades de conexión con posibles viejos o nuevos enamorados. 

 En ambos casos, Martínez recomienda poner en práctica actitudes y acciones conducentes a defender el lazo entre las parejas. Dice que así como en Puerto Rico es necesario poner tormenteras en época de huracanes que pueden dañar la propiedad, de la misma manera los novios o esposos tienen que ponerle tormenteras a su relación. 

¿Cómo? Hablen sobre qué comportamientos cada uno considera apropiados en las redes sociales, conversen acerca de los límites en la comunicación con terceras personas ya sea conocidas o desconocidas que se acercan y piensen qué si hay algo que no quieren que su pareja vea o sepa, eso puede ser señal de alarma pues siginifica que hay algo que esconder.

Al hacer tan accesible la comunicación, las redes sociales se convierten en una puerta fácil de abrir para llegar a la infidelidad ya sea física o emocional. Por lo tanto, debes tener en cuenta que si en un mal día empiezas a buscar atención o alimento para la autoestima en tus contactos de Facebook o Instagram quizás estás jugando con fuego. 

Igualmente, es importante cuidar la apariencia pública en las redes sociales, pensar en cómo te proyectas y qué decides colgar en tus páginas. Debes pensar cómo ciertos comentarios, fotografías o relaciones que mantengas virtualmente pueden afectar a la persona que amas. Después de todo, si te importa debería ser prioridad proteger esa unión.