“Él como empezó fue preguntándome, ‘¿a ti te gusta que esté contigo?’, y le dije que sí. Después de eso, regresó a su casa y a los dos días ya se había traído toda su ropa y se había mudado a mi apartamento. Para mí fue impactante”.

Para muchos enamorados, la idea de vivir juntos suena muy anhelada. Pero el fuego del romanticismo se va apagando cuando un buen día te das cuenta de que esa pareja “ideal”, de buenas a primeras, se mudó a vivir contigo, sin consultártelo.

El relato de Victoria (su nombre real ha sido cambiado) se une a la larga lista de a quienes la experiencia no les ha causado mucha gracia. “Uno se emociona con la idea de tener una relación y una convivencia, pero uno espera que eso se dé poco a poco”, relata, mientras aclara que solo tenían un mes de noviazgo, aunque se conocían hacía año y medio. “Cuando él se mudó, no me sentí totalmente a gusto. Aunque había mucho cariño, fue un shock”.

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¡¿Y por qué no decirle que se vaya?! Es la pregunta que seguramente viene a la mente de muchos. “Es que es difícil decirle ‘vete para tu casa’”, responde pensativa. “Uno quiere a la persona, y no quiere herirla. Y a uno le preocupa que no lo tome bien, porque el que yo desee que nos demos tiempo antes de la convivencia no quiere decir que no lo ame”.

Pero la relación no prosperó. “Solo estuvimos conviviendo por tres meses”, confiesa, además de aclarar que no cree que la razón principal para el fracaso de la relación haya residido en la repentina mudanza de su ahora ex compañero.

Ahora bien, aunque para muchos es impensable mudarse a la casa de una pareja sin haberlo acordado, ¿qué motiva a que haya otros que se atrevan a hacerlo? ¿Exceso de confianza? ¿Descaro?  

La psicóloga Omayra Rivera Rivera, experta en temas de relaciones de pareja, responde que “aunque esta decisión pueda ser una totalmente desacertada, pudo haber sido motivada por diversas razones, entre las cuales se pueden señalar un nivel de exceso de confianza o pobre confianza en la otra persona, el no haber establecido ciertas fronteras en la relación, factores económicos, o conflictos con familiares u otras personas con las que se residía previamente”.

Aunque para muchas parejas la idea de vivir juntos suene atractiva, lo cierto es que se ha dicho hasta el cansancio la importancia de dialogar al respecto antes de dar ese paso. “El que tu pareja se mude a vivir contigo sin consultarlo, puede ser el reflejo de serios problemas de comunicación y el inicio de múltiples conflictos”, advierte la doctora.

“Aunque depende de factores como el tiempo que lleven en la relación, puede verse como una invasión a la intimidad, abuso de confianza, el verse en la necesidad de asumir otras responsabilidades que antes no se tenía, y el percatarse de cuán diferentes pueden ser”, añade.

En el caso de Miguel (también su verdadero nombre ha sido cambiado), una de las mayores dificultades fue decirle a quien era su novia que deseaba seguir viviendo solo. “Me encantaba estar con ella. Pero me di cuenta de que (antes de mudarse) un día dejó una blusa. En otro, un pantalón. Más adelante, el cepillo de dientes… Y cuando vine a ver, pasaban los días sin que regresara a su apartamento. Ahí me di cuenta de que se había mudado. Y no sabía cómo decirle que no me agradaba la idea (de vivir juntos), aunque ella me gustara mucho”.

Pero, ¿cómo decirle a tu pareja que no quieres que viva contigo, sin que se sienta mal? “Es necesario ser asertivo y tener presente que cuando entiendes que estás haciendo un sacrificio para agradar a tu pareja, ya la relación deja de ser una saludable”, aconseja Rivera Rivera.

Sin embargo, el mayor temor es que esa persona piense que las estás botando y que no la amas. “En ocasiones, no existen las palabras bonitas para expresar una incomodidad. Sin embargo, es necesario la comunicación y honestidad en el proceso llevando a la pareja a entender tu posición, y que nada tiene que ver con tus sentimientos”.

La doctora menciona que “es necesario establecer un plan de acción, y no hacerlo de la forma abrupta como la hizo tu pareja al momento de irse a vivir contigo. Intentar en la manera posible de que la rutina previamente establecida (antes de esa convivencia precipitada) no se afecte”.

¿Y cómo saber si ya están preparados para vivir juntos? “Una relación saludable debe comenzar con el proceso de intimidad que implica (contar con) la comunicación, el respeto, la confianza y los intereses en común. La pasión que envuelve la sexualidad también tiene igual importancia”, detalla la doctora. Luego de contar con todo eso, finalmente, “debe darse la convivencia”. Recuerda que si las dos primeras áreas mencionadas no están fortalecidas, podrían acentuarse las dificultades que envuelvan la dinámica de la convivencia.

Para citas con la psicóloga clínica Omayra Rivera Rivera en Mayagüez o Río Piedras: 787-608-0433.