El lecho  marital  debe considerarse  sagrado en una pareja y no verse solo como símbolo de sexo, como muchas personas lo interpretan. 

Para la sexóloga Ivelisse Cintrón no es saludable ni recomendable que una pareja que conviva bajo el mismo techo opte por dormir en camas separadas.

Igualmente, la experta en sexo explica que es erróneo que se piense que porque la pareja está en edad avanzada hay que aplaudir que duerman en alcobas diferentes. Insiste que esa no debe ser la regla porque es un error que muchos hijos avalan por desconocimiento.

“La alcoba es una parte importante de compartir más allá de la sexualidad, es la forma de demostrar el cariño (de  manera más íntima)”, precisa Cintrón. 

Señala que la separación trae consigo que  ese vínculo afectivo “se va a afectar sexualmente y emocionalmente porque   todo va agarrado de la emoción y viceversa. Es importante que las parejas sepan  que permanecer juntos en una cama no necesariamente  es para la sexualidad sino para la compenetración como pareja”. 

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También indica que las personas que deciden  dormir por separado no necesariamente son  de la tercera  edad.

 “A veces pensamos que es una situación que se da con personas de edad avanzada y esa disyuntiva en la pareja no tiene  edad.  He atendido a  matrimonios con seis años de casados que comienzan a dormir por separado”, dice Cintrón.

La doctora reconoce que hay situaciones  que motivan a la pareja a dormir por separado, como la llegada de los hijos. Igual, se ha establecido en un sinnúmero de artículos relacionados al tema y circulados por Internet que otras razones son los ronquidos, salir de la rutina o la búsqueda de tener su propio espacio.

Sin embargo, Cintrón insiste en que  “no es saludable dormir en camas separadas. Cuando uno decide convivir con otra persona es porque  le llena  todos los espacios a uno, el  emocional, sexual y personal. Y dormir juntos va más allá de una relación sexual.  Dormir separados no es compartir el 100 por ciento  de pareja”. 

Trae como ejemplo también que “uno de los dos (en la pareja) dice: ‘Esta  noche  me voy a dormir a otro cuarto porque estoy  molesta’. Eso no debe hacerse. Hay un versículo que dice:  ‘No se ponga el sol sobre nuestro enojo’”.

“Si  somos pareja,  vamos a compartir  o resolver cualquier molestia que tengamos. Ese es el altar de pareja,  pero no separarnos  porque de eso se trata la compenetración de pareja”, acota.

Cintrón no apoya  que las parejas, sin importar la edad y tiempo de relación, busquen a través de la separación una supuesta independencia, privacidad, mejor descanso y quizás hasta aumento del deseo sexual. 

Esta acción trae como consecuencia menos conexión, disminuye el tiempo que se pueda compartir en pareja y definitivamente afectará la complicidad que debe existir en un matrimonio o  relación.

Por su experiencia, Ivelisse Cintrón reconoce que una de las mayores razones por la que los matrimonios deciden  dormir separados después de una convivencia fabulosa es por la llegada de los hijos.

“En muchas ocasiones le damos  prioridad  a nuestros hijos dejando rezagada a la pareja  y comienzan a dormir separados para darle  ese espacio a ese niño  con mamá o papá en la cama del  matrimonio. Y esto va a ir deteriorando la relación de  pareja porque no se va a  compenetrar  como antes,  y no necesariamente en la parte sexual,  porque dormir juntos no es solo tener sexo sino la demostración de que estoy contigo pase lo que pase”, explica. 

Agrega que “si se duerme por separado no se tiene esa interacción de pareja, y la mayor razón son los hijos.  Les damos la  sobreprotección  y las mujeres dejamos de ser mujer para convertirnos en madres equivocadamente”.

La consecuencia de eso es que nacerán las excusas en la pareja, cuya relación     comienza a  deteriorarse,  y se  enfoca  en lo que le incomoda  a diferencia de  antes que, irónicamente, le atraía. 

“Es el hecho de que  ya no me gusta lo que tú haces o me casé contigo por X o Y razón y ahora mejor  dormimos   por separado porque tenemos que  mantener el standing social. Ya no vamos a ser pareja... Es que   todavía vivimos en un Puerto Rico que se le da mucho énfasis  a la sociedad. No vivo por mí sino que vivo  para complacer a la sociedad”, detalla.

“La pareja comienza a confrontar  el desamor, ya no me complaces como me gustaría que me complacieras en lo emocional y no necesariamente sexual.  Eso pasa en matrimonios de 25 o 30 años y sienten que ya cumplieron con la sociedad. Se ve también  en las personas que deciden salir del clóset y que todo el mundo  vea lo que a mí me gusta  y  ahora me voy a complacer yo”, anota. 

La veterana en el campo de la sexualidad expone que otra de las grandes  razones de la separación se debe a la edad avanzada. 

“El estar juntos en una cama lo relacionamos con la sexualidad. Muchos hijos separan   a los padres por la edad y eso es un error. Todas las separaciones tienen una repercusión en el ser humano. Siempre que nos separamos en una pareja estamos cometiendo un error”, expone.

Hace hincapié en que “los hijos creen que porque los padres están viejitos los voy a separar porque no tienen necesidad de vivir juntos porque relacionan la  cama y habitación  con connotación sexual, y no es  así necesariamente”. 

“En Puerto Rico existe todavía mucho  tabú sexual y en ese tema la cama y la habitación  es para tener sexo contrario a lo que es la habitación que es el lugar más íntimo para la pareja  compenetrarse no solo en la sexualidad”, concluye.

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