Aborto. La propia palabra causa miradas de censura. Y si se discute sobre el sexo después de esa interrupción del embarazo, el debate entre los partidarios de los derechos reproductivos de la mujer y los conservadores es lastimoso por demás.

Esa estela de controversia, incendiada por comentarios y reacciones entre los que respaldan una u otra postura, está anclada en valores sociales y religiosos, más que en datos científicos, según el psicólogo y educador sexual José R. Pando.

La polémica tampoco se separa de cómo se puede desarrollar la relación sexual después de un aborto. Y es que, sea por voluntad propia o por razones espontáneas o naturales, el aborto “puede trascender e impactar la relación sexual-íntima de la pareja”, afirma el sexólogo.

Pando sostiene, como es de esperar, que “el impacto del aborto en las relaciones sexuales de una pareja [...] puede ser significativo dependiendo de las razones del mismo”.

Por ejemplo, el terapeuta ilustra que si el embarazo se produce por un descuido o accidente y la “solución” que ambos creen prudente es la conclusión a la gestación, “son pocas las repercusiones que eso podría tener en la sexualidad futura”.

Si ése es el cuadro, Pando señala que “el sexo se puede impactar, ya que (ambos) podrían experimentar cierto temor y ansiedad de que se vuelva a repetir la situación y, esto a su vez, empobrezca la relación sexual”. No obstante, los problemas se asoman cuando, según Pando, una de las partes no está de acuerdo.

Pero cuando el aborto es espontáneo y el deseo de tener un hijo está presente, el sexólogo cuenta que “aun en gente muy joven con posibilidades en el futuro de tener un hijo, los sentimientos que muchas veces afloran son de fracaso, pérdida y depresión”.

Dicho escenario, a su vez, obstruye el ideal del sexo como fuente de placer y satisfacción. De acuerdo con Pando, esa imagen no mejorará hasta que el tiempo pase y la pareja logre sanar la pérdida experimentada después del aborto.

Algo que ambos casos comparten es que no son pocos los que catalogan el aborto como una tragedia que incide en que la naturalidad del sexo se estropee. “Todas las mujeres y hombres necesitan un tiempo para reflexionar y sanar después de un aborto”, indica Pando.

retorno a la intimidad

“Rutinariamente, se recomienda a las pacientes posaborto que se abstengan de tener relaciones sexuales durante las seis semanas subsiguientes a la expulsión”, informa la ginecóloga Vivian Tamayo sobre el tiempo que toma reiniciar la vida sexual. Cabe señalar, apunta Tamayo, que algunas pacientes han podido reanudar el sexo antes de este periodo.

La profesional, quien es catedrática de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas, advierte que esto se recomienda “para asegurar la recuperación completa de los órganos reproductivos” luego de este proceso, y así “evitar complicaciones” tales como infecciones y sangrado excesivo.

Tamayo estipula que “lo más importante es que la paciente se sienta segura y cómoda de tener relaciones sexuales y que, si no va a esperar las seis semanas recomendadas, pida que su parejo utilice condones”, de manera que se eviten infecciones y se prevenga otro embarazo.

Sumando y restando los efectos de un aborto tanto en el cuerpo como en las emociones, Pando concluye que “la naturalidad del sexo y su intensidad se recupera si la pareja se comunica eficientemente, se ama, se respeta, se trata de comprender y tolerar; y, por supuesto, sienten la pasión (y) la satisfacción de entrelazar sus cuerpos en el juego del amor”.