“Hay que agarrar lo que haya porque es peor quedarse sola”.

Según Angie González, psicóloga licenciada con especialidad en consejería, esta es la postura que asumen muchas solteras en Puerto Rico, que, sabiendo que los hombres escasean, se conforman con relaciones que no les convienen.

“Las mujeres tienen que entender que una cantidad de ellas se va a quedar soltera solo por el factor demográfico, o sea, numéricamente hablando, no hay hombres suficientes para todas las mujeres. Las mujeres tienen que tener expectativas realistas y prepararse para la vida independiente, considerando la soltería como un estatus digno y válido en el que se puede vivir con orgullo”, establece la experta en salud mental.

La doctora Milagros Colón Castillo, catedrática de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Interamericana, recinto metropolitano, explica que, a pesar de que en el 2010 nacieron en Puerto Rico 1.05 varones por cada fémina, en las edades como la adolescencia y la adultez temprana, el número de estos podría reducirse por las conductas de riesgo que muchos asumen.

“Los datos revelan que, a medida que aumentan los grupos de edad de la población, disminuye la proporción de varones”, acota la doctora Colón, quien explica que dicha situación se debe a la participación de los hombres en conflictos bélicos, los accidentes de tránsito, el abuso de alcohol y otras drogas y la guerra entre los puntos del narcotráfico. “Por otra parte, las mujeres tienden a ser más longevas que los varones”, añade.

A esta situación se le suma que, a medida que la mujer se hace mayor, comienza a ser presionada por sus familiares porque se le está pasando el tiempo de tener hijos. La doctora Colón expone que, entonces, se percibe que “si no se casa es porque quizás es lesbiana” o, “si no quiere tener hijos, nunca se verá realizada”.

González opina que el resultado de dicha presión es que las mujeres se conforman con el hombre que aparezca. “Dicha presión lleva a muchas mujeres a reducir sus estándares o los requisitos que esperan encontrar en un hombre para casarse con él”, afirma e indica que “muchas se involucran y se mantienen en relaciones que no les satisfacen por miedo a quedarse solas. Una buena cantidad de mujeres admite situaciones de infidelidad, maltrato o falta de apoyo y compromiso de su esposo por no perderlo”, sostiene la experta en salud mental.

La sociedad que los cría

Para la psicóloga, son muchas las mujeres que sueñan con encontrar una pareja, enamorarse, tener hijos y formar un hogar. Sin embargo, la vida no ocurre necesariamente como se planea o se desea.

“Los hogares capitaneados por mujeres no están compuestos, en su mayoría, por mujeres solteras que adoptaron niños o por madres que se fertilizaron artificialmente. Están compuestos por mujeres que tuvieron hijos en relaciones que fracasaron y se encuentran solas por efecto de las circunstancias y no por elección”, acota.

Por otro lado, contrario a lo que muchos piensan, González no considera que los varones tengan “alergia al compromiso”, sino que más bien la sociedad los ha hecho como son. “Llevamos décadas con la custodia monoparental materna, o sea, con el divorcio. La única responsabilidad de un hombre es la pensión y (cuidar a los hijos) dos fines de semana al mes. Todo lo demás le toca a la mujer”, establece y añade que “hemos creado la idea de que la mujer tiene más responsabilidad que el hombre frente al matrimonio y la familia”.

Además, “la experiencia de varones que han sido criados por sus madres solas, sin la figura del padre, pone a estos niños frente a un modelo social en el cual la mujer es la que carga con las responsabilidades y es eso lo que aprenden”, asevera González.

Los miedos, explica la doctora Colón, también hacen que los hombres huyan del compromiso. “Hay miedo a fracasar, a no ser feliz o no hacer feliz a la pareja, a ser infiel o a ser víctima de una infidelidad, a fallar como proveedor, a no ser buen padre y a darse cuenta de que se equivocó”, y “se teme también a perder las libertades de la soltería y renunciar a todas las demás mujeres por haberse unido a una”.

Además, la catedrática afirma que la posibilidad de un divorcio asusta a los hombres por la división de bienes y el hecho de pagar pensiones alimentarias a sus hijos.

¿Cómo esta situación afecta a la sociedad? Según González, las tasas de fecundidad se han reducido dramáticamente en las pasadas décadas, pues las mujeres ya no están tan dispuestas a tener muchos hijos, pues la carga de criarlos solas es muy fuerte. “Sin embargo, como el anhelo de la maternidad es un factor natural universal, muchas mujeres optan por tener, al menos, un hijo”, indica.