Casi todos los jueves y viernes Hugo Solís sale del trabajo y se va de happy hour con los panas. Los sábados, fielmente, se encuentra con sus amigos en la cancha para un jueguito de baloncesto, y los domingos, para el corillo, es día de pesca.

Pareciera que la vida social antes descrita es la de un hombre soltero, pero no, Hugo, de 33 años, está casado desde hace dos años con Daniela Cintrón, de 29, quien parece estar llegando al límite de su paciencia por la conducta de su esposo.

A juicio de Daniela, el padre de su niña de cuatro meses es desconsiderado al no integrarla en sus planes la mayoría de las veces y, peor aún, al no mostrar interés por las actividades que a ella le llaman la atención. Su vida social en pareja es mínima y ella no sabe cómo abordarlo para que él entienda que ahora son un matrimonio y que su vida de soltero terminó el día que decidieron juntar sus vidas.

De acuerdo con la sicóloga Libna Sanjurjo, esta situación es más frecuente  de lo que las personas piensan y la mayoría de los hombres que incurren en ella no lo hacen de manera consciente.

“Es bien común, quizás más en el hombre por esta cosa de que las mujeres somos bien orientadas a las relaciones; los hombres son bien orientados a las metas por naturaleza. Es bien común que a ellos se les pase y que vayan en automático al pensar que ‘una vez tengo mi meta, que es tener mi hogar’, siguen en modo automático y olvidan que una relación se construye y se tiene que trabajar día a día. No es solo una meta que se consigue y ya”, opinó la experta en relaciones de pareja.

“Es importante que las parejas entiendan eso. No podemos ver a nuestras parejas como algo ya alcanzado. No podemos ver el matrimonio como la meta final y ahora irme con otras metas, no. Eso pasa mucho, como que: ‘ah, ya tengo el matrimonio, ya eso está set, déjame irme ahora con otras metas’. A mí nunca me ha gustado el término ‘noviazgo’; yo soy más del término ‘relación’, porque no hay un final. Yo te digo ‘el noviazgo’, el noviazgo ya termina, el matrimonio ya termina. La palabra ‘relación’ nunca termina; tiene un principio y el final es o muerte o disrupción”, continuó.

Sanjurjo indicó que el conflicto que experimentan Daniela y Hugo no es uno que deba ignorarse. El momento indicado para sentarse discutir el tema como pareja es cuando las acciones relacionadas al estilo de vida de soltero que lleva su marido provoquen en ella una emoción. Sin embargo, recomendó procesar primero su molestia y esperar a que baje la intensidad de su molestia antes de conversar.

“Esa conversación tiene que ser apelando al entendimiento y las emociones del otro. Así que, si yo estoy experimentando coraje por algo vamos a procesar primero mi coraje y luego yo hablo con el otro para compartir emociones y con la meta de llegar a resoluciones y negociaciones. Ese debe ser el tono; jamás de reproche, jamás de crítica o desvalidación del otro ni de minimizar lo que es importante para el otro, porque lo que van a conseguir es que el otro se ponga a la defensiva y no va a cooperar en el proceso de negociación”, explicó.

Señaló que al exponer a la pareja su sentir al respecto es importante plantear las expectativas, necesidades y prioridades de cada uno en esa nueva etapa de su relación.

“Cuando yo comienzo a comprender y entender cuáles son las expectativas, necesidades y prioridades de mi pareja,  voy a poder tomar toda esa información en cuenta y, si hay una base de amor,  por amor voy a tratar de hacer ajustes en lo que son negociaciones de manera que mis necesidades no se olviden”, recalcó.

En ese proceso, afirmó, habrá desacuerdos, sin embargo, ahí es que la negociación cobra un rol importante.  También es fundamental discutir y fijar las responsabilidades de cada uno en la relación para que la misma se desarrolle.

“Yo no sé si es algo inconsciente, que tiene que ver con los roles sociales, tiene que ver muchas veces con los issues de ansiedad y control de la mujer, pero si estamos en un matrimonio, es importante hablar de las responsabilidades del hogar y comenzar a repartirlas. Uno de los problemas principales es que si la mujer es excesivamente controladora y quiere que las cosas sean a su manera, y por eso no delega porque entiende que el hombre no hace las cosas bien, va a asumir las responsabilidades de todo y no va a permitir que el hombre asuma su parte, aunque las haga a su modo”, añadió.

 Por otro lado, enfatizó que  ambos deben exponer lo que es una relación para cada cual debido a que el significado de ese término puede variar de persona en persona.

“Quizás hay mujeres que piensan que en una relación de pareja tienen que estar siempre enyuntada a los hombres y no necesariamente ese así. Por eso es que es bien importante hablar sobre lo que es una relación y construir una juntos”, subrayó.