Pasó hace muchos años, solo una vez. Pero todavía “Verónica” repasa cómo la experiencia de tener intimidad sexual con su mejor amigo cambió para siempre la dinámica de su relación con el hombre que le había regalado su amistad por más de una década. 

“Jaime” y ella se conocieron en la escuela superior. Con el pasar de los años, la conexión entre ambos creció cada vez más, al punto de confiar aspectos de su vida que incluía lo concerniente a sus intereses amorosos con otras personas.

“Salíamos mucho en grupo, pero también tomábamos momentos para salir solos los dos, sin ninguna intención mayor que la de janguear como dos amigos”, recuerda la mujer de 35 años, quien prefirió ocultar su nombre real.

“En una de esas salidas, yo le di pon a su casa. Los dos estábamos pasaditos de tragos. Él me invitó a pasar a la casa, para hablar como otras veces hacíamos, pero esta vez, nos pusimos a coquetear a modo de broma, hasta que una cosa llevó a la otra y cuando vinimos a ver, ya estábamos en la cama”, relata, asegurando que no recuerda quién de los dos comenzó con el flirteo.

“Al otro día, fue incómodo cuando nos despertamos. Como que no nos atrevíamos a hablar del asunto. Yo me sentía con algo de culpa, y hasta me preguntaba qué pasaría con nuestra amistad”.

Verónica, quien aclara que al momento del encuentro sexual ninguno tenía pareja, menciona que comenzó a notar cómo su amigo se fue alejando poco a poco. Nunca se habló de la situación. Compartían con su grupo de amistades acostumbrado, pero él mostraba mayor distanciamiento. Incluso, llegó el momento en que se enteraba sobre la vida de Jaime a través de terceros. Nada volvió a ser como antes.  

“La verdad que me chocó bastante”. Y de paso confiesa que fue luego que reconoció que se sentía atraída hacia él, “pero era algo que yo había preferido dejar como algo platónico”. Tras su experiencia, reflexiona que “no debió haber pasado. Perdí a un gran amigo. Lo echo de menos”.

Todo depende

En tiempos modernos no es extraño que se dé una dinámica de atracción entre dos personas que acuerden ser amigos con privilegios. ¿Pero qué pasa cuando el encuentro íntimo se da de modo casual entre dos personas que estaban “seguras” de que no había mayor atractivo que el de una amistad?

“Eso puede ocurrir con mucha frecuencia”, aclara el psicólogo clínico Carlos Sosa. “Posiblemente treinta o veinte años atrás eso era lo más grande del mundo, pero hoy día hay más flexibilidad”.

El experto en conducta humana observa que “hoy día las normas están bien flexibles y el concepto de lo moral ha cambiado. Esas dinámicas se dan con más facilidad y se puede procesar alejado de los sentimientos de culpa”.

Sin embargo, a la hora de manejar este “desliz”, Sosa aclara que “todo depende de la salud mental que tengamos para enfrentarlo, porque si una pareja es consciente de que esas cosas pueden ocurrir, y la madurez mental determina que ‘somos amigos y aquí no ha pasado nada’, se puede seguir adelante en la amistad”.

En el caso específico de Verónica, analiza que “posiblemente el amigo se alejó porque quizás solamente la valoraba como una buena amiga y entiende que cruzó una línea que no debió haber cruzado, se sintió incómodo.  Posiblemente le tenía miedo a algún tipo de consecuencia que pudiera surgir con ese tipo de comportamiento”.

Incluso, es posible que le preocupara que ella se sintiera atraída hacia él. “Cabe la posibilidad de que él temiera que ella pudiera haber quedado con expectativas tras el encuentro, cuando en realidad él no sentía que podía corresponderle. Eso puede ser una razón”.

Varias las circunstancias

Al abundar sobre las razones que pueden llevar a que ocurra una experiencia sexual entre amigos, el doctor es enfático en que “no necesariamente significa que haya una atracción física o amor. Puede que hayan mediado otras circunstancias”.

Si bien aborda que “un hombre y una mujer pueden ser amigos sin que medie un interés romántico”, también aclara que existen varias razones que pueden motivar a que surja un encuentro sexual entre ambos. 

“Puede surgir como resultado de varias situaciones. A lo mejor la persona se encuentra un poco deprimida, necesita una muestra de cariño, y a veces, pues cruzan un umbral que no esperaban cruzar en un momento dado”, menciona a modo de ejemplo. También, quizás “estaban de fiesta, estaban de humor, había algunos traguitos de más, se sentían muy relajados y posiblemente empezaron a coquetear como parte de un jueguito, pero luego que se involucraron y terminaron en el acto, con la acción”.

Por su parte, la psicóloga Omayra Rivera Rivera destaca que “la cercanía, el tiempo que comparten, el conocimiento que cada uno tenga del otro en términos de sus fortalezas y debilidades, así como los intereses en común, pueden precipitar el que se traspase esa barrera de amistad en el aspecto sexual”.

Ante la experiencia, Sosa recalca que todo dependerá “de la actitud y posición mental con la que se interprete la experiencia. Pueden estar claros de que se puede seguir con la amistad, que no tiene que terminar ni tomar un rumbo diferente”.

Hay que dialogar

El doctor menciona que si ambos lo creen conveniente, “es bueno hablarlo porque la comunicación siempre es el mejor instrumento para clarificar y llegar a acuerdo positivos para todo tipo de relación. A veces no es necesario ni hablarlo porque con la actitud se puede ver que pasó y ahí quedó. Es una pena que se pierda una amistad por una situación que se puede interpretar de una manera más madura para seguir para adelante”.

Del mismo modo, Rivera Rivera destaca que “la comunicación es clave y determinará el curso de la relación. Solo con el diálogo pudiera cada uno expresar su sentir y dejar claro las razones que provocaron dicho encuentro, así como los pasos a seguir luego de esto”. De hecho, “el ignorar lo que pasó puede abrir la puerta a especulaciones, malos entendidos y en el peor de los casos, poner fin a la relación de amistad”.

La doctora añade que “una vez dialogado el asunto, y de no haber algún interés más de allá de la amistad por parte de ambos, deben intentar seguir la amistad como acostumbraban. Definitivamente, la madurez y la solidez de la relación juega un factor fundamental para que dichos lazos continúen”.

Ahora bien, si uno de los dos entiende que está enamorado del otro, Sosa advierte que “hay una variable nueva y va a haber dificultades porque en una relación de pareja tienen que estar de acuerdo los dos. Tú no puedes pretender que una persona esté contigo si no siente la misma atracción por ti. Entonces tienes que aprender a manejar eso de una forma efectiva, aprender a tomar decisiones emocionales” que abarquen la realidad de no ser correspondido y la posibilidad de ver a esa persona feliz con otra pareja.

A su vez, la psicóloga señala que “es muy común que alguna de las partes pueda enamorarse dado al tiempo que comparten y los intereses en común. Es importante destacar que un mejor amigo o amiga es alguien que escogemos por lo similar que es a nosotros, por tal razón esas mismas características también las buscamos en una pareja. Es muy común que alguna de las partes comience a sentirse atraída emocionalmente más allá de una amistad”.