“Queremos ser el viento bajo las alas de cada uno, no cortar las alas del otro”, aseguró Lisa Haisha a un noticiero de Estados Unidos. De alguna forma, esta mujer, quería explicar por qué con su marido desde hace siete años, vivían en departamentos separados, aunque relativamente cerca, incluso después de que naciera la hija de ambos. 

“Así que ella está mucho con los dos, después, solo conmigo, y algunas veces con él”, comentó sobre la crianza de la menor. “Esto nos ha ayudado a estar agradecidos por lo que tenemos, en vez de dar todo por sentado”, dijo, sobre los beneficios de ahorrarse los problemas del día a día en pareja.

Lisa es una de las 1,7 millones de parejas casadas en EE.UU., que son llamadas “LAT” (Living apart together: vivir separados, juntos), porque han preferido vivir en diferentes hogares y que, como estiman los expertos, su número aumentará con los años. 

Se cree que parte de este incremento a futuro se debe a la crisis económica que sufre el país, y que ha obligado a varias parejas a sacrificar su vida en conjunto, para irse cada uno a ciudades donde encuentren puestos de trabajo.

Sin embargo, la prensa estadounidense destaca que existe un importante número de matrimonios que se han salvado del divorcio, gracias a haber preferido este estilo de vida amorosa, alejándose de los conflictos de la convivencia, tomando en cuenta que dos tercios de ellos pelearía al menos una vez por semana por tareas hogareñas.

En Inglaterra, la situación es parecida. Tanto así, que 2.2 millones de personas están clasificadas como “LAT”, ya sea por fuerza mayor o por opción. De hecho,  este importante número de parejas hizo que el Economic and Social Research Council, uno de los organismos de investigación más importantes del país, realizara un estudio para evaluar qué parejas son las que están optando por vivir separadas y si este tipo de relaciones es factible en el siglo XXI.

De esta manera, se llegó a la conclusión que de 572 encuestados “LAT”, el 61% correspondía a jóvenes menores de 35 años, y que apenas el 5% estaba casado. Además, el 30% aseguró vivir separado de su pareja por elección (uno o ambos lo preferían), considerando que ésta era una alternativa positiva para relaciones duraderas, sobre todo, luego de haber sufrido malas experiencias en romances anteriores.

“Estudios indican que las parejas jóvenes viven separadas porque no quieren sacrificar su independencia, mientras que los que son más viejos, han acumulado demasiadas posesiones como para caber en un departamento”, comentó en una nota, la escritora inglesa Deborah Moggach.

“Pero creo que hay miles de razones de por qué vivir separados es conveniente para muchos. Hay mujeres que han trabajado duro y no quieren arriesgarse a perder sus ahorros cuando una convivencia desafortunada va mal, y hombres que valoran su independencia y viceversa”, explicó, tras comentar cómo mantuvo una relación en casas separadas por 10 años, hasta que su pareja de entonces falleció.

Muchos de sus amigos consideraban esta relación extraña, por no dar “el siguiente paso”, pero para ambos funcionó a la perfección, sobre todo, dado que ambos tenían hijos de relaciones anteriores, y podían dedicarle tiempo exclusivo al amor cuando lo estimaran conveniente.

Para que una relación así funciona, dicen los expertos, no puede haber lugar para celos o falta de compromiso, teniendo un total conocimiento y confianza de que vivir separados es una opción para resguardar la relación.

“Pareciera que hoy en día la gente se va a vivir junta demasiado rápido, pero creo que deberían pensarlo larga y profundamente, antes de comprar una cama juntos, porque compartir una casa cambia la relación”, aseguró Moggach.

En sus pros de ser “LAT”, la escritora menciona la emoción de tener vida propia, teniendo más temas que hablar con la pareja, poder tener tiempo de hacer actividades que al otro no le gustan y asimismo, no tener que aguantar las de la pareja, mencionando como ejemplo, tener que ver el fútbol en la televisión.

“Me gusta extrañar y que me extrañen, buscar formas de volver a verlo (…) Y, lo más importante”, dice la mujer, “creo que no podemos esperar que la otra persona lo sea todo para nosotros. Incluso en la más grande historia de amor, hay partes de ti que el otro no alimenta”.

En Chile uno de los casos más representativos que se conocen es el del matrimonio de la escritora Marcela Serrano con el ex ministro de Frei, Luis Maira. Ambos, con la intención de respetar los espacios del otro, han preferido vivir en casas separadas.