“Las apuestas están en su contra”. Con este pensamiento se resumía el sentir de la familia de Adlyn hacia su relación con Roberto (nombres ficticios).

Ella era la nena de la casa con su título universitario recién obtenido, alta rubia, imponente; él por su parte, un jinete de profesión, divorciado, con dos hijos, bajito y con unas 116 libras de peso como le requiere su trabajo. Ambos, de entornos sociales bien distintos.

"Me lo recalcaban, que la crianza no fue la misma, que el medioambiente donde yo me crié no fue el mismo que donde él se crió. Mi familia me lo mencionaba: ‘Cuando tengas reuniones de tu clase, ¿de qué van a estar hablando? ¿Cuáles van a ser los temas de conversación? ¿Van a estar hablando de caballos?’. Creo que era el temor de ellos mismos de que yo no pudiera manejar alguna situación difícil”, manifestó la entrevistada, de 45 años.

La pareja se conoció cuando ella comenzó a trabajar en el mismo lugar que él. El día a día en su espacio de trabajo los llevó del compañerismo a la amistad, y de ahí al amor.

Mucho antes de presentarlo a su familia, ella sabía que les costaría mucho aceptarlo, más que por lo dispares que lucen por su estatus civil y paternidad. 

“Físicamente, ya hay un detractor. Desde un principio el aspecto físico como pareja fue difícil porque mucha gente hacía comentarios como ‘ustedes no pegan’, ‘ustedes no se ven bien juntos’, comentarios superficiales que nunca fueron significativos ni para él ni para mí porque si no, no hubiésemos desarrollado la relación. No te voy a negar que fue bastante complicado cuando lo di a conocer en mi casa porque las expectativas que se generan para la nena de la casa no son exactamente esas. Yo tenía que tener mi buen prospecto: mi abogado, mi doctor, mi ingeniero y no un jinete que era divorciado y ya tenía dos hijos”, sostuvo. 

“Él tuvo que esforzarse muchísimo para poder subsanar y sobrellevar cada una de las situaciones, porque todo el tiempo estaba a prueba en todas partes… Ahora mismo en mi familia él es un hijo más”, abundó. 

Una de esas ocasiones ocurrió durante una actividad en la que se encontraban juntos, pero cada quien compartía por su lado. Ella hablaba con un amigo e hizo un comentario en alusión a su esposo y lo señaló. 

“El viene y me dice: ‘muchacha, pero tú eres mucho para él’. Yo le pregunto: ‘¿en serio, tú crees?’. En eso mi esposo viene para donde mí y yo le comento: ‘mira, él dice que yo soy mucho para ti’. Obviamente, la otra persona se incomodó. Con la naturalidad más grande del mundo, mi esposo le respondió: ‘si tú supieras que eso es lo que más me gusta, que cuando yo ando en la calle con ella la gente dirá, qué tiene ese chiquito que va con esa rubia’”, rememoró. 

Recalcó que en su mayoría, los comentarios en contra de su relación provenían de familiares, pues su círculo social estaba constituido por gente que se enfocaba más en quién era Roberto como persona que los aspectos que los diferenciaban. 

“Las personas que están en mi entorno se dejan llevar por lo que es el ser humano. Esas son las personas a las que yo les doy cabida en mi vida. Y eso es lo mismo que pasa en la vida de él”, sostuvo.

Pese a los pronósticos desfavorables que apuntaban a un divorcio poco tiempo después de la boda, Adlyn y Roberto no solo vencieron cinco años de un noviazgo turbulento, sino que el próximo 22 de febrero cumplen 16 años de casados, 21 en total juntos. 

“El sentimiento era demasiado fuerte para darle peso a otras cosas y muchas veces pienso que una persona insegura no hubiese podido lidiar con muchas de las situaciones con que nosotros lidiamos. Creo que eso ha sido un factor bien importante en la relación, la seguridad de él y la seguridad mía porque nada que fuera negativo tenía espacio en nuestro diario, en nuestras salidas, en nuestro compartir”, subrayó.

En esta etapa de sus vidas no miran atrás, según afirmó. En lugar de recordarles a aquellos que no les daban mucho tiempo de matrimonio que han vencido toda clase de obstáculos ven de cara al presente y al futuro. 

“¿Qué vamos a sacar con eso? Estamos juntos, estamos felices, estamos estables, estamos donde tenemos que estar. Así que cualquier influencia del pasado no va a aportar nada al desarrollo del presente. Ni lo disfrutamos ni tenemos esa espinita que queremos sacarnos del sistema. Nunca fue importante para nosotros”.

 “No había pensado en esto hace mucho tiempo, y me alegra saber que los dividendos generados en esta ecuación han sido extraordinarios, entre ellos, un hijo hermoso que adoro y demostrarme a mí misma la seguridad como persona que tengo y la determinación de luchar por lo que quiero”, añadió. 

Cómo enfrentar los comentarios

Las diferencias y los prejuicios en una relación de pareja pueden ser superados. La entrevistada compartió algunos aspectos claves de la suya:

-Estar seguros del amor y compromiso de ambas partes. “Si tú no estás seguro de lo que sientes por la otra persona cualquier comentario te va a hacer dudar”.

-Darle espacio en la vida a aquellas personas que verdaderamente te valoran como ser humano.

-Ignorar los comentarios que no contribuyan de manera positiva en el desarrollo de la pareja.

-Encomendar la relación a Dios “para que lo que es sea y lo que no, se vaya”.