Tener luz, agua, techo o lo básico son varios de los estresores que en estos momentos enfrenta la población entera. Además de ello se encuentra el factor económico en la línea directa de la incertidumbre, los planes personales, la cotidianidad, el futuro pensado antes de María, en fin, hay mucho que puede estar generando diferentes ansiedades. Mucho a nuestro alrededor conspira para desanimarnos y para desalentarnos a continuar, lo que puede generar otra capa de ansiedades.

Para poder lograr salir del hoyo de la ansiedad hay que hacer algo porque sola no se va a ir. Es necesario recordar que algunos síntomas de ansiedad son la preocupación excesiva acerca de una variedad de temas, eventos o actividades, esta preocupación se siente como algo difícil de controlar y estos síntomas se asocian con alguno de estos síntomas físicos y cognitivos: fatiga o más cansancio de lo usual, irritabilidad, dificultad para la concentración, incremento en dolores corporales y musculares, dificultad para dormir y/o insomnio, inquietud y dificultad para relajarse.

Así no sea que se tenga ansiedad extrema, todos aquellos que estamos en Puerto Rico o incluso aquellos que se encuentran acompañando a los puertorriqueños y sus residentes desde lejos han experimentado síntomas de ansiedad, por lo que el manejo de la misma es necesario. Utilizo el término de las diferentes ansiedades porque, en ocasiones, erramos en comparar la ansiedad de uno con el otro y la realidad es que no pueden ser comparables. 

La ansiedad es ansiedad y punto. Definitivamente, la persona que perdió un techo tendrá una ansiedad diferente a aquel que espera que le llamen del trabajo o a aquel que tiene dificultades diarias con el mantenimiento de su generador eléctrico. No merece la pena devaluar las ansiedades (tampoco los dolores), pues hacerlo no lleva a ninguna parte. Simplemente, hace falta asumir la ansiedad, la que sea que toque, para ir recuperando luego del evento traumático llamado huracán María.

Para el manejo de estas ansiedades es crucial el descanso. Ahora mismo se debe ser responsable con ello. La idea es que hay que descansar más que antes. Quiero en este punto enfatizar lo siguiente: si se tiene problemas de insomnio HAY que buscar ayuda (incluso la profesional), pues si no se duerme no hay cómo salir del hoyo de la ansiedad. Desde que uno se levanta se debe estar preparando para el momento de dormir. Lo que quiero decir con esto es que no se puede esperar a manejar la dificultad del sueño en ese momento de dormir. Al revés, mientras más temprano en el día se atienda mejor.

Por ejemplo, asegura que donde se duerme inspira a dormir y si no debes cambiar el setting de las sábanas, el olor, la ventilación o lo que haga falta. Comprar lavanda es una buena opción; para poner en el espacio o incluso en forma de aceite para ponerlo en la planta de los pies. También se puede seleccionar un libro denso para que al momento de dormir eso sea lo que se tenga a la mano así sea a la luz de velas o un flashlight para estimular al cerebro a dormirse. También, se puede utilizar la programación mental para trabajar con la dificultad al dormir. Se puede meditar a lo largo del día, antes de dormir o incluso entre medio de periodos de sueños.

Muchas veces funciona el programarse mentalmente diciéndose frases como estas: “Hoy voy a dormir como un bebé muy tranquilamente” y “Tengo la capacidad de dormir profundamente y reparadoramente”, entre otras. Desconectarse de los quehaceres y de la actividad del mundo, al menos, una hora y media antes de dormir es una buena rutina para estimular y crear un buen ritual de relajación (baño caliente, la lectura, meditación, la lavanda, o alguna otra cosa que se quiera integrar) que resulte en el buen dormir.

Por otro lado, es necesario recuperar la vida de antes de María de manera individual. Volver a experimentar rutinas agradables y saludables de ese pasado ayuda a manejar las ansiedades. Esto genera una especie de alivio al sistema de nervioso porque inconscientemente se le da el mensaje de que no se está sobreviviendo el evento traumático, sino que se vuelve a retomar la vida (sin el sobrevivir). En este punto es necesario tener también el enfoque en los planes futuros. Aunque haya que hacer ajustes es necesario buscar la continuidad de esos planes futuros. La vida va a continuar, por lo que es importante cuanto antes agarrarse de ella de la mejor manera. Así se contribuye al progreso individual.

Cada vez que llegue el miedo por tener ansiedad o los pensamientos y los deseos de no tenerla, es importante aceptarla, pues dándole su espacio es que puede manejarse. Hay que verbalizar, escribir sobre ella, compartirla sanamente (sin sobrecargar al otro) y validarla conscientemente. Es así que, entonces, las ansiedades pueden coexistir sin dañarnos como sociedad, así se manejan y así se sobrellevan después de María.