Soltar es parte de la vida. Es un proceso que está enraizado en la Ley de Causa y Efecto del Universo. Para recibir algo nuevo, hay que dejar ir y viceversa. El bienestar depende de ello. Es cuando resistimos este orden natural que nos quedamos pegados al dolor.

Ahora que ya quedan pocos meses para el fin del año, es momento de revisar el tablero de pendientes. Sobre todo con el fin del verano y el comienzo del otoño, hay que liberarse de toda la presión y la carga que trajo todo esta temporada. La idea es que cuanto antes puedas bajarle a la intensidad que ha traído el fuego del verano para conectar con la energía de equilibrio y balance del otoño.

Para lograr el sentimiento de liviandad se necesita evaluar lo que se lleva tiempo pensando que hay que dejar ir. Este es el primer paso para lograr soltar: conscientemente identificar lo que se quiere soltar. Es un proceso de integración de información que permite que te comprometas contigo mismo para mantener la firmeza y la motivación requerida para lograr alivianar.

Escoge un momento cualquiera e identifica si algo que se encuentra en tu vida es momento de dejarlo ir.

Tener certeza de lo que hay que soltar la obtienes revisando los siguientes 3 puntos:

1. Hastío: ¿Hay algo en tu vida que te lleva a conectar con esta sensación? Si la contestación es afirmativa esto es algo que debes hacer plan para soltar.

2. Incomodidad: Aquí definimos incomodidad como cualquier cosa que te lleva a sentirte en un espacio de malestar. Al estar incómodos no estamos en bienestar por lo que se necesita considerar soltar lo necesario para alcanzar ese estado.

3. El tiempo: si llevas tiempo intentando soltar lo que quieres soltar, es el indicador de que ya es momento para ello.

Una vez se toma la decisión de soltar, comienza lo que para algunos es la parte más difícil para ellos: el acto de soltar. Para alcanzar este logro no se puede ser pasivo ni tampoco pretender que no se pasará por incomodidad o malestar en el proceso. Tampoco es maduro excusarse con ideas cómo: “es que yo no puedo soltarlo”, “yo soy débil” y “ yo soy dependiente”, entre otras.

La realidad es que aunque podemos tener estas ideas y sentimientos, la realidad es que todos podemos soltar aunque, en momentos, se sea débil y dependiente. Soltar y dejar ir es una acción humana constante que todos tenemos capacidad para alcanzar. Es cuestión de escoger la actitud con la que se quiere abordar el proceso: la de víctima o de hacedor. Es mejor la segunda y así empezar a ser proactivo en torno a esta tarea. Siempre se puede soltar (grabatelo en la cabeza).

Para lograr soltar debes considerar estas sugerencias para lograrlo:

1. Distánciate.

2. Evita la comunicación con esa persona o ese algo (cuando hacerlo sientes que te apega más todavía).

3. Calma tus sentimientos con y a través de otra persona que no sea una persona relacionada con lo que quieres soltar o sea la persona que quieres dejar ir.

4. Razona.

5. Busca los hechos por los que no quieres esto más en tu vida.

6. Identifica los beneficios de estar libre de ello.

7. Integra actividades de placer.

8. Activa la gente saludable a tu alrededor.

9. Empieza a hacer las cosas que has dejado de hacer por el estancamiento, el hastío y la incomodidad.

10. Haz todo esto un día a la vez (no pienses a largo plazo para que puedas superar cada día como una pequeña meta que se vuelve gigante).