En momentos en los que el amor de pareja simplemente no funciona, nos quedamos desesperanzados, desolados, vulnerables y hasta con miedo de no poder seguir adelante. Internamente se nos quedan grabadas frases como: “Soy un fracaso en el amor”, “Nadie me va a querer” y “No soy suficiente”. 

En ocasiones, minimizamos lo que desde nuestra perspectiva no funcionaba en la relación (antes de la ruptura). Nos victimizamos y engrandecemos al otro solo para continuar en la angustia dolorosa de cuando ya el amor no es. Todo esto nos inhibe el poder de discernimiento lógico y saludable para nosotros.

Si no se hace algo con el desamor, podemos enfermarnos. No tanto como morir por amor, pero sí el desamor puede llevarnos a dejar de amarnos a nosotros mismos. En esa pérdida del amor propio comenzamos a manifestar conductas autodestructivas y también pensamientos que nos dejan en malestar. Siempre que nos arropa la ola de una energía que desfavorece el amor, el cuerpo se debilita.

Una forma diferente de mirar el desamor es verlo como una oportunidad para sincronizarse con el verdadero amor. El que se cierre una puerta significa que automáticamente se abre otra. Por ende, el que una relación ya no sea, por definición, quiere decir que otra relación es. Esa es una realidad física del Universo. Aunque duela pensarlo, así es.  Cuando estés en el pico del dolor recuerda esto: la desafortunada realidad del desamor te hace una persona afortunada; el amor está esperando por ti en otra parte.

Lo que sea que se haya vivido en la relación es tan responsabilidad propia como lo es del otro. La pasividad y la proactividad son elementos que sirven como herramientas para recoger lo bueno de la relación y desechar lo que no sirve. Siempre hay algo que sirve. Por ejemplo, la capacidad de amar es personal. Si se tiene muchos deseos de estar en la relación entonces sabemos que ese deseo tiene que ver con el estar listo para emprender una relación; solo que en otro lugar y con otra persona. De la misma manera, si el rechazo o la negación viene de la otra parte, esto nos sirve para afianzarnos en esas ganas de amar y así nos movilizamos del sentimiento de culpa.

Mientras más rápido nos recuperamos del desamor, más rápido se conecta con el amor. El proceso de recuperación debe ser uno consciente. Hay que primero escoger vivir en amor. Esa decisión inmediatamente nos mueve a un espacio de mejoría inmediata. Intentar conectar de todas las maneras con esa energía de sanación es responsabilidad personal. Comprometernos con el bienestar propio es querer ser saludables; y es en la salud que todo florece incluido el amor. De hecho, eso explica cómo muchas personas cuando están en el proceso de recuperarse de un gran desamor conocen a un gran amor solo cuando verdaderamente deciden moverse de lo que les hace daño.  

¿Qué esperas tú? Sal del desamor ya. Vive una vida mejor. Aquí mis recomendaciones para superar el desamor:

1. Haz una lista de lo que tú buscas en una pareja ideal.

2. Debate el ideal de pareja con lo que has experimentado en tu reciente relación.

3. Busca “feedback” de la gente.

4. Repítete: “Yo merezco amor. Yo soy amor”.

5. Rodéate de personas que te cobijen y te nutran.

6. Conecta con todo aquello que te brinde felicidad instantánea.

7. Sé compasivo contigo (especialmente en las recaídas).

8. Acepta que estuviste en esa relación y que mientras fue hiciste y diste lo mejor. Ahora ya no es por lo que es importante hacer y dar lo mejor de ti para ti.

9. Crea una carta de despedida donde digas y cuestiones todo lo que te queda por dentro.

10. Llénate de esperanza amorosa. Escucha historias de éxito. Lee sobre el amor y todo lo que te estimule la creencia en el amor.