Todos tenemos un plan. El conjunto de propósitos hacia una meta y cómo llevarlos a cabo. Lo que comienza como un sueño se analiza hasta preparar un mapa. Le ponemos fecha de comienzo e intentamos calcular su culminación. Pero, ¿qué sucede cuando vemos que los días pasan y la meta se siente lejana? ¿Y qué hay cuándo llegan algunas sorpresas al camino? Sin esperarla, la ansiedad se manifiesta en nosotros y entonces comenzamos a maquinar con nuestra amiga la mente y sus juicios: las conclusiones.

Queremos avanzar y posiblemente caer en desesperación, logrando así que nos separemos del presente y aumente el estrés que en nada aporta, y más bien, bloquea. O sea, no nos gozamos el camino cuando la travesía es realmente lo único seguro que tenemos porque el futuro cuando llegue, ya será presente. 

Cuando nos quitamos los prejuicios de la mente es parecido a cuando llegamos a nuestro hogar y deseamos despojarnos de toda nuestra ropa para sentirnos libres y cómodos. Lo mismo sucede cuando nos sacudimos las distracciones externas, podemos lograr vivir en el presente y observar la realidad, también desnuda.

Evitemos confundirnos con la “realidad” que interesa crear la mente con todos sus juicios. Mindfulness es una nueva ciencia de la salud y la felicidad que al practicar algunos hábitos específicos se logra vivir según su planteamiento. 

La costumbre del mindfulness consiste en simplificar la experiencia al máximo; reducir los estímulos externos al punto de simplemente “estar” en una situación donde “no pasa nada” en particular, sino la realidad de lo que está sucediendo. También observamos cómo podemos soltar nuestro discurso interno, los prejuicios, y toda la realidad que hemos construido desaparece, se disuelve. Deja en evidencia que solo era una construcción de nuestra propia mente.

Podemos observar, sin nada más que hacer, que prestar atención a nuestra respiración, lo que permite la experiencia de apreciar el presente y vivirlo en su totalidad. Así se evita vivir constantemente en el pasado o anticipando el futuro, aprovechando ese momento presente que contiene toda la riqueza de lo que es simplemente real y que a menudo nos pasa inadvertido.

Ya que estamos en el camino de la vida, reconozcamos que es un regalo. Permitamos hacer lo necesario para evolucionar, quitándonos la presión de encima. Mientras vivimos el día a día en alegría, cumplamos con lo que nos toca, más bien porque así lo queremos y no porque sea una obligación. Después de todo, siempre que miramos hacia atrás nos damos cuenta de que todo se resuelve y que todo cae en su sitio. Mientras obramos bien, tenemos un plan y lo llevamos a cabo en alegría. La vida continúa. Cuando lleguemos a una meta, de seguro ya estaremos planificando otra. Entonces, vamos a darnos la oportunidad de hacerlo en libertad y alegría. ¡Inténtalo!

Sigue estas sugerencias:

1. Conecta con tu cuerpo físico y mental.

2. Practica la respiración profunda abdominal lo más constantemente posible.

3. Siéntate como mínimo cinco minutos al día solo para cerrar los ojos y respirar. Medita.

4. Observa cuando piensas en el pasado o futuro, y detén el pensamiento. Busca observar los detalles de tu presente.

5. Identifica los prejuicios cuando lleguen a la mente.

6. Abraza la posibilidad de eliminar juicios o pensamientos que te alejen de la realidad del presente.

7. Persigue tus metas alegremente, día a día, con flexibilidad.

8. Baja la velocidad y quédate en el presente.

9. Para ser feliz, da #lomejordeti.