El Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS) eleva hasta cuatro veces el riesgo de sufrir un infarto o padecer eventos cardiovasculares como una embolia cerebral, advirtió hoy en un comunicado la neumóloga Ana Cristina Coronado Martínez.

"Este síndrome consiste en que los pacientes dejan de respirar por un periodo de tiempo durante el sueño. Habitualmente suele darse en los pacientes obesos, pero también hay otros que pueden tener la enfermedad", explicó la especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sonora.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Latinoamérica 60 % de la población mayor a 40 años de edad ronca, mientras que 16 % sufre somnolencia excesiva durante el día.

En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 señala que 27,8 % de la población tiene riesgo alto de presentar síndrome de apnea obstructiva del sueño, siendo mayor en población con sobrepeso u obesidad.

La neumóloga de adultos explicó que en su mayoría la gente que padece este síndrome está sin diagnóstico y, por lo general, no se considera que sea una enfermedad.

El ronquido, interrupción de la respiración o respiración superficial, detalló, son las características principales del síndrome y esos factores arrojan problemas cardiovasculares que se generan por la falta de oxigenación durante las horas de sueño.

No dormir en las noches provoca dolor de cabeza, descontrol de la presión arterial, hipertensión, alteraciones en la función sexual y sueño durante el día, síntomas que pueden aumentar hasta cuatro veces el riesgo de un infarto o eventos cardiovasculares.

"Se puede presentar una embolia cerebral derivado de una hipoxemia crónica que va haciendo más duras las arterias y llevan a una disminución de oxígeno", aseguró.

Explicó que de acuerdo con el número de eventos que tenga una persona por cada hora que duerme, que se puedan clasificar también como leves y moderados, es la gravedad del problema.

Coronado detalló que existe tratamiento para este problema, el cual se realiza en casa del paciente, pero antes se analiza a la persona mientras duerme.

"Se le coloca una banda en el tórax, y un cuadro con una especie de grabadora se conecta a las fosas nasales, un oxímetro de pulso, y un sensor de movimiento, y se detecta la frecuencia cardiaca", apuntó.

Dijo que, según los resultados que se den, se inicia el tratamiento con un aparato que respira por los pacientes y proporciona presión para vencer esa resistencia en la vía aérea que aplasta la tráquea; la mantiene abierta y de esa manera, al ser la respiración y frecuencia cardiaca constantes, se mantiene un sueño de calidad.

"Es un cambio dramático en los primeros dos o tres días después de comenzar el tratamiento; les cambia totalmente la vida. Inicialmente les causa impacto el uso de mascarilla, con un aparato que respira por ellos, pero el cambio es tan drástico que no dejan de usarlo", finalizó.