Como si no fuera suficiente el dolor físico que conlleva enfrentar el cáncer, algunos pacientes de esta enfermedad también tienen que lidiar muchas veces con problemas de autoestima por el impacto físico que experimentan a consecuencia del tratamiento.

Esta situación no sólo puede afectar los intentos de recuperación, sino que además hace más difícil que los pacientes puedan retomar la normalidad de su rutina diaria tras someterse a sesiones de quimioterapia.

"El tratamiento es bien fuerte. Cada vez que cogemos una quimio, pensamos que nos vamos a morir, que no vamos a sobrevivir", expresó Silvia Reyes, de Vieques.

"La autoestima se baja tanto que nosotras como que nos escondemos. No queremos que nadie nos vea porque cambia el físico. El cambio es inmenso. No nos atrevemos a salir a la calle", agregó.

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Para ayudar a personas como Reyes, la Sociedad Americana contra el Cáncer (SAC) reunió hoy, por octavo año consecutivo, a 30 mujeres pacientes de cáncer para ofrecerles un día de spa bajo el programa Bella en Todo Momento. De esta manera, les ayudan a olvidarse por un rato del desgaste que produce combatir una enfermedad tan invasiva como el cáncer.

Según Arlene Colón, quien descubrió que tenía cáncer del seno después de trabajar por 11 años con la SAC, existe una relación directa entre belleza y salud.

"Este ratito ayuda un montón porque las pacientes están depresivas… Ese poquito de ellas sentirse bonitas, que las están mimando, hace que se sientan bien", indicó Colón.

"Nos gusta vernos bonitas… Pero, entonces, (cuando comenzamos la quimio) empieza la caída del cabello, a desmerecerse la piel, el cansancio… y eso es parte de lo que podemos trabajar con ellas para que se sientan mejor y sean más efectivos los tratamientos", agregó. "Si una persona está positiva y tiene apoyo familiar, eso ayuda a la paciente para que el tratamiento sea más efectivo".

El "trato de realeza" que recibieron desde que llegaron al Hotel Sheraton del Centro de Convenciones en San Juan y luego los servicios en el Zen Spa Retreat del mismo hotel surtió efecto.

"Estos días así (de tratamiento) hacen sentir que uno no tiene nada", manifestó Vanessa Rodríguez, de Guayanilla, quien a traviesa por un segundo diagnóstico del cáncer del seno. 

"Ahora es más fuerte", añadió. "Pero, al menos por hoy, nos olvidamos de todo eso".

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Entre momentos de reflexión y relajación, pero mayormente de chistes y carcajadas, recibieron servicios gratuitos de manicura y pedicura, facial, masajes, arreglo de cabello o peluca, escogido de su base ideal, técnicas de maquillaje y aplicación de maquillaje profesional. 

"Uno se quita un poco el estrés, que yo entiendo que también contribuye a que haya muchas personas con cáncer", comentó Generosa Andújar, de Arecibo y paciente de cáncer del seno. "Hay que dedicarle tiempo a la limpieza del cuerpo de uno".

Por su parte, la aguadillana Yolanda Jorge dijo que ha hecho todo lo posible por evitar que el tratamiento le impida mantenerse "arreglada" y señaló que el esfuerzo por sentirse bien consigo misma es parte del mismo proceso de luchar contra el cáncer.

"El tratamiento nos mutila prácticamente en el interior", sostuvo. "Sufrí muchos dolores, pero no permití que me hicieran arrastrarme. Por el contrario, me motivaba a levantarme y a arreglarme para decir: 'Estoy bien. Aunque el proceso no es fácil, tampoco es imposible’".

Por su parte, Lisette Reyes, invitó a otros pacientes a que saquen tiempo para su cuidado físico, aunque quizás piensen que no es necesario debido al difícil proceso en el que se encuentran. 

Y Reyes lo sabe bien. Por dos años batalló contra un cáncer de ovario que se metastizó al área del abdomen.

"Sacar un rato así nos ayuda a olvidar experiencias pasadas. Cuando hay tanto dolor físico, de momento, todo esto, te fortalece y te olvidas", afirmó.