Si hay una melodía que no se te sale de la cabeza a tal punto de que ya es una amenaza para tu claridad mental, coge un chicle y empieza a mascarlo. Es más, haz hasta bombitas porque, según un estudio, la acción de mascar es una solución eficaz para sacarnos una canción que se niega a abandonarnos.

De acuerdo con un grupo de científicos de la Universidad de Reading, en Reino Unido, para quitarnos el sonsonete de una canción no es necesario ponerse a leer una novela compleja ni tratar de resolver crucigramas. Basta un chicle.

Aunque parece una bobería, tener una melodía que no deja de sonar en la cabeza es una fuente de estrés para mucha gente y, según los datos de investigaciones, un 99 por ciento de la gente experimenta  la incomodidad de la cancioncita mental.

Philip Beaman, académico que dirigió la investigación reseñada en Science Daily, explicó que la parte del cerebro que procesa la información auditiva se activa cuando escuchamos una canción y, al escuchar otra vez una melodía familiar, el cerebro llena el resto, pero no una vez, sino en repetidas ocasiones. Eso sugiere que hay un tipo de memoria musical involuntaria.

Masticar chicle, de acuerdo con Beaman, es similar a la subvocalización (escuchar la voz propia mientras se lee), que ha demostrado disminuir el rendimiento de la memoria a corto plazo.

Para probar la teoría el equipo de investigadores realizó tres experimentos en los que los participantes fueron expuestos a melodías pegajozas mientras unos masticaban chicle y otros no. El estudio demostró que la goma de mascar interfiere con la experiencia de escuchar la memoria musical.

Ya lo sabe, la próxima vez que no se pueda sacar una canción de la cabeza, agarre un chicle. Y si no puede caminar y masticar chicle a la vez, pues siéntese.