Ellos dirán que es porque ellas los vuelven locos o porque no los dejan vivir en paz. Pero, un grupo de científicos de la Escuela de Gerontología Davis de la Universidad del Sur de California cree haber hallado la verdadera razón para que los hombres sean menos longevos que las mujeres. Y es que, al parecer, los hombres son más vulnerables a las enfermedades cardiacas que quienes por muchos años fueron llamadas “el sexo débil”.

Según un estudio que analizó las vidas de personas nacidas entre el 1800 y el 1935, en 13 países desarrollados, de acuerdo con los niveles de mortandad entre los adultos de 40 años en adelante, el equipo de estudiosos encontró que, entre los que nacieron después del 1880, la tasa de muertes entre las mujeres se redujo mucho más rápidamente que entre los hombres.

Aun en los casos en que los investigadores analizaron tasas de muertes ocasionados por fumar cigarrillos, la enfermedad cardiovascular seguía siendo la causa clave para una “vasta mayoría de muertes” entre hombres adultos de 40 años en adelante, durante el mismo periodo de tiempo.

La hipertensión, niveles altos de colesterol y el cigarrillo son los principales factores de riesgo para la enfermedad cardiaca. Sin embargo, contrario a la creencia popular, el cigarrillo solo fue responsable del 30% de la diferencia en mortalidad entre hombres y mujeres a partir de 1890, según reveló el estudio de la Universidad de California del Sur.

Según los investigadores, el impacto desigual de las muertes relacionadas con el corazón en hombres que están en buenas condiciones, en general –especialmente, en la mediana edad y en edades más avanzadas– levanta dudas sobre si, en efecto, los hombres y las mujeres enfrentan distintos riesgos de enfermedad cardiaca en diferentes etapas de sus vidas.

“Se necesitan más estudios que incluyan un análisis de las diferencias en hábitos de dieta y ejercicio entre los países, así como un estudio más profundo de la genética y la vulnerabilidad biológica entre los sexos a nivel celular, además de la relación entre estos hallazgos y la salud cerebral en las etapas tardías de la vida”, expresó William F. Kieschnick, profesor de neurología del envejecimiento.

De acuerdo con los investigadores, las primeras diferencias significativas en las expectativas de vida empezaron a verse a principios del Siglo XX. Al parecer, las tasas de muerte se redujeron, luego de que en los 1800 y a principios de los 1900 entre las personas se popularizara la prevención de enfermedades infecciosas y se adoptaran mejores dietas. El estudio encontró que las mujeres empezaron a gozar de mayor longevidad mucho más rápidamente que los hombres.

“Nos sorprendió cómo la divergencia en mortalidad entre hombres y mujeres, que se originó tan temprano como en 1870, se concentró entre las edades de 50 a 70 años y se desvanecía dramáticamente luego de los 80 años”, expresó en un comunicado de prensa Eileen Crimmins, profesora de la Universidad de California del Sur y de Gerontología para AARP. El estudio, titulado “Aumento en mortalidad masculina en el Siglo XX”, fue publicado por la Academia nacional de Ciencias.

Alrededor de 610,000 personas mueren anualmente por enfermedad cardiaca en los Estados Unidos; eso quiere decir que 1 de 4 cuatro personas muere del corazón, según el Centro para Prevención y Control de Enfermedades de los Estados Unidos. Se dice que la enfermedad cardiaca es la principal causa de muerte entre personas de todas las etnias, tanto hombres como mujeres. Sin embargo, más de la mitad de las muertes por enfermedad cardiaca en el 2009 ocurrieron entre hombres.

Cada año, la enfermedad cardiovascular (CVD, por sus siglas en inglés) provoca más de 4,000,000 de muertes en Europa (47% de todos los fallecimientos) y 1.9 millones de muertes en la Unión Europea solamente, de acuerdo con la Sociedad Europea de Cardiología. CVD es la principal causa de muerte en mujeres en todos los países de Europa y la principal causa de muerte en hombres en todos, excepto seis países. Se estima que la CVD le cuesta a la Unión Europea casi 196 millones de euros al año, según números de la Sociedad Europea de Cardiología.

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