Entre los 12 y 14 meses, un niño debe decir palabras con sentido, aunque no estén pronunciadas correctamente. Es decir, que use la palabra de manera práctica, con intención comunicológica. También se espera, que tenga interacción social.

Si su hijo no se comunica correctamente y no se relaciona socialmente, debe consultar a un profesional de la salud inmediatamente, ya que podría tener autismo.  

El autismo es un trastorno neurológico que se manifiesta en los primeros tres años de vida y afecta el desarrollo de la comunicación, de la interacción social y de la conducta del paciente. Además, afecta su ejecución y participación en actividades de la vida diaria y académicas.

Características del autismo

Esta condición tiene un grupo de características que deben ser señal de alerta para que los padres busquen ayuda.

La intervención temprana e intensa es clave para lograr que el paciente se comunique, desarrolle destrezas de interacción social y disminuyan las conductas de reto.

Sin embargo, las características de la condición no necesariamente se presentan igualmente en todos los pacientes. “No hay dos autistas iguales, cada niño hay que evaluarlo de forma personalizada”, precisó el patólogo Nicolás Linares Orama, quien ha trabajado con esta condición por más de dos décadas.

Otras características:

1. No responde al nombre

2. No señala lo que le interesa

3. No hay juego simbólico

4. Mantienen poco o ningún contacto visual

5. Aislamiento

6. Presenta dificultades para expresar sentimientos

7. Tiene retrasos en el habla y el lenguaje

8. Se irrita con facilidad

9. Se mece automáticamente

10. Reacciona exageradamente y de formas extrañas

11. Demuestra conductas obsesivas 

12. Tiene problemas de comunicación

13. No tiene temor real a los peligros

14. Repite palabras y frases en vez de usar lenguaje normal

15. Mantiene actividad física activa o pasiva al extremo

16. Apego inapropiado a objetos

17. No responde a indicaciones verbales

18. Habilidades motoras y actividades motoras finas desiguales

19. Dificultad en expresar sus necesidades; emplean los gestos o señalan a los objetos en vez de usar palabras

20. Aparente insensibilidad al dolor

21. Reacción adversa a las vacunas

22. Cambios de humor

23. No les gusta el contacto físico

24. Problemas de alergias

25. Comportamiento estructurado

Qué hacer ante el diagnóstico

A muchos padres se les viene el mundo abajo con este diagnóstico. Sin embargo, buscar un profesional experto en la condición permitirá iniciar pronto el plan de trabajo que se va a realizar.

Se debe crear un equipo de trabajo, comprendido por un patólogo del habla y lenguaje, un terapista ocupacional, un sicólogo, un terapista físico y maestros de educación especial. A este grupo se debe integrar la familia.

“A la familia hay que adiestrarla para que constituya y forme ese equipo con los recursos que cuentan”, destacó Linares Orama, director del Instituto de Investigaciones sobre Individuos con Impedimentos, también conocido como Instituto Filius, dedicado a la investigación, servicio y educación sobre el autismo.

La intervención con un paciente de autismo tiene que ser intensa.

“Se requieren de 15 a 20 horas (de intervención) semanales, entre familia, clínicos y maestros. Esa intervención tiene que ser consistente, intensa, estructurada, funcional y en equipo y evaluarla constantemente a ver si está funcionando”, detalló el investigador.

Sin embargo, con la crisis de la prestación de servicios en Puerto Rico, hay que buscar métodos complementarios y alternos tanto de diagnóstico como de tratamiento. 

“Estamos haciendo investigaciones con niños en surfing, agroterapia y uso de tablas de skateboard, donde incorporamos objetivos de habla, lenguaje y comunicación y uso de patrones con terapias complementarias”, explicó.

El autismo es una condición que no se cura, pero la intervención temprana redunda en una mejor calidad de vida para estos niños y en un mejoramiento considerable de su conducta. Mientras más rápido los padres acepten y entiendan la condición, más se beneficiará el menor.

“Los padres tiene que aceptar la condición antes de los tres años de edad. Si el cerebro no se atiende a tiempo y comienza a hacer conexiones inadecuadas, luego va a dar más trabajo y va a ser más costoso eliminar esas malas conductas y conexiones. Por cada dólar que inviertes en intervención temprana, te economizas de siete a ocho dólares después”, explicó Linares Orama.

Esta condición es congénita, “pero hay algunas condiciones en la mamá y en el niño que se están estudiando. Hay evidencia de que los niños con autismo tienen problemas para interconectar las distintas zonas del cerebro”, añadió.

Por otro lado, aunque no hay evidencia científica que vincule las vacunas con la condición, se recomienda que no se pongan todas las vacunas a la vez, sino por bloques.