“Si mi esposo no puede llevarnos, uso transportación pública para ir a trabajar, llevar y traer a mi hija del colegio y del médico... Cuando intenté aprender a guiar hice la parte teórica bien, pero cuando me tocó ponerme al guía me quedé dura. Recuerdo que el instructor me hablaba y yo sólo pensaba en cómo sería estar en medio del tránsito manejando; así que me solté el cinturón y me bajé del auto. Esto fue hace 15 años y nunca más probé”, así resumió su experiencia al volante Marina C., profesional de 37 años.

Como Marina, muchas personas sufren o sienten pánico a la hora de conducir un vehículo, por lo que optaron por dejar de conducir o nunca se animaron a hacerlo. Esta fobia a conducir, que se  conoce como amaxofobia (proviene del latín y significa miedo a los carruajes), se da en todo el mundo. De hecho, se calcula que el 8% de la población de los Estados Unidos la sufre.

“La fobia es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes que presenta el ser humano. Es un temor irracional, exagerado, ante determinados objetos que normalmente no producirían ese tipo de respuestas. Así, cualquier cosa puede transformarse en objeto de una fobia”, comentó el doctor en psicología Gustavo Bustamante, presidente de la Fundación Fobia Club de Argentina. 

Explicó Bustamante que  entre estas patologías, “el síntoma principal de la fobia a guiar es que personas aptas para manejar un vehículo, que no tienen impedimentos físicos, que han hecho cursos o tienen licencia de conducir, sufren un terror absolutamente irracional que les provoca una enorme inseguridad. En consecuencia evitan manejar y si tienen que hacerlo la experiencia les resulta muy traumática”.

Bustamante explicó que no todos los miedos son fobias y que toda fobia específica “tiene un excelente pronóstico de ser superada y sólo requiere de un buen diagnóstico para realizar el mejor tratamiento”.

Experiencias negativas

Según la presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad, Alicia Andrea Portela, la amaxofobia empieza en cualquier momento de la vida: “El inicio puede tener que ver con alguna experiencia traumática (un accidente o un mal aprendizaje). Pero las características genéticas y de la personalidad hacen a las personas más vulnerables a padecer fobias en general. Son personas en las cuales las experiencias negativas afectan fuertemente la memoria emocional. Y frente a una situación como conducir evidencian síntomas físicos de ansiedad o sienten que no puedan hacerlo, sin que haya una experiencia traumática aparente”, indicó.

Según los profesionales, quienes padecen amaxofobia tiene pensamientos negativos antes o mientras guían, que es lo que les genera síntomas de ansiedad que activan los mecanismos de alerta del sistema nervioso produciendo sudoración, temblor, tensión muscular, sensación de falta de aire, mareos, taquicardia,  entre otros. Ante ese sufrimiento tan intenso, el que lo padece decide dejar de guiar.

Qué hacer

“Quienes se acercan con este problema son en su mayoría adultos de entre 30 y 40 años. Muchas veces los hombres manifiestan sus temores transformando su miedo en agresividad, y si van asustados al volante culpan a los demás de sus propios errores, se pelean con otros conductores”, afirmó Bustamante.

Para superarla, los especialistas sugieren terapia, tener el apoyo, paciencia y comprensión del entorno. 

“Muchas personas no lo toman en serio, pero el problema es real. Así, si ve a un conductor que no se anima a pasar a otro vehículo, frena excesivamente o va a menor velocidad de la mínima permitida, por favor, no le ponga las luces, le tire el auto encima o lo increpe, ya que puede ser una persona que padece esta fobia y seguramente la actitud intimidatoria sólo aumentará el riesgo de un accidente”, aseguró Bustamante.