¿A quién no le gustan unas tostaditas de queso con un cafecito por el la’o? ¿O esas empanadillas doraditas, recién salidas del aceite? ¿Tostones crujientes? Pasa unos pa’ca. 

Nos gusta lo tostadito, pero cuando ya se pasó y anda por la frontera de lo quemado, cuidado porque estás comiendo algo más: acrilamida, un químico que se produce cuando la comida se cocina a altas temperaturas, y que la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) ha definido como carcinógena.

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El anuncio, dado a conocer recientemente, confirmó lo que ya se ha estado hablando por años, que la acrilamida es peligrosa para la salud. Lo que da más miedo es que se descubrió que la sustancia hasta puede cambiar nuestro ADN.

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Los alimentos con almidón (como el pan, las papas, galletas) y otros, como el café, son los que más acrilamida contienen a medida que se pasan de cocción. Una vez se consume, se metaboliza y puede producir mutaciones genéticas y tumores, según se ha visto en estudios con animales citados por la EFSA.

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Los niños y las mujeres embarazadas son los que se encuentran en más riesgo por el consumo de acrilamida, pero todos debemos cuidarnos por igual. Por ello, la agencia europea recomienda no freír o dorar demasiado la comida y, preferentemente, hervirla, asarla o saltearla para evitar esa “quemazón” dañina.

Así que la próxima vez que vayas por el servicarro y te den esas papitas bien, pero bien marroncitas, cámbialas o, simplemente, no las comas. El riesgo para tu salud no vale la pena. 

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