Los transgénicos no “dan cáncer” ni “matan niños”. 

Eso asegura el bioquímico británico Richard Roberts, Nobel de Medicina en 1993, quien dijo que existen muchos mitos con respecto a este tipo de cultivos que calan en la gente porque generan “miedo”.

“Las instituciones empezaron a hablar mal de los cultivos transgénicos y la gente está muy asustada”, afirmó Roberts, quien obtuvo el Nobel por sus descubrimientos en la estructura del ADN.

Uno de los ejemplos que dio sobre “mentiras” que se han replicado sobre los cultivos genéticamente modificados es el de un artículo difundido por el biólogo francés Gilles-Eric Seralini, en el que utilizó un “método equivocado” de investigación que consistió en el uso de ratas con predisposición natural a tumores.

“Se publicó y en cuestión de meses la revista retiró el artículo, lo quitaron por conclusiones erradas y falta de rigor científico. (Seralini) lo volvió a mandar a otra revista y ahí sí lo publicaron sin pasar por todo el proceso de revisión de pares y eso se quedó en el dominio público y afectó la opinión pública”, aseveró.

Roberts, de 75 años, aseguró que estos mitos apelan a la emoción “para poder convencer a la gente que cambie su perspectiva” sobre los transgénicos.

“Me enteré de las dificultades que estaban enfrentando los fitólogos (botánicos) cuando intentaban conseguir financiación o promover sus investigaciones. La crítica era que ellos recibían dinero de la industria o de la parte comercial y la gente tenía la idea que no se podía creer nada de lo que decían”, detalló.

Por eso fue que más de 137 premios Nobel han firmado desde 2016 una carta apoyando los transgénicos debido a que consideran que son “seguros e inocuos”, por lo que los gobiernos deben también alzar su voz de apoyo.

“Pensé que como ganador del Nobel, sin ninguna conexión con el sector ni nada, podía sumar mi voz a la causa y que no me iban a poder criticar porque ninguno de los 137 ganadores del Nobel que estamos en esto tenemos conexión alguna con la industria”, detalló.

Roberts dijo que la campaña ha tenido un impacto, que ha sido “un poco lento”, pero ha generado que organizaciones como la ambientalista Greenpeace ya no critique “tanto” esa tecnología.

“Por otro lado, siento que ha tenido un gran impacto para países en vía de desarrollo como Bangladesh, India, Ghana, Uganda o Kenia, que están a favor del uso de la tecnología”, añadió.

En ese sentido, recordó que “la comida hoy es más sana que antes”, y afirmó que si alguien “no quiere consumir un alimento derivado de un transgénico” que no lo haga, pero instó a ese tipo de personas a que “no digan que es peligroso”.