El mundo de los párpados cerrados es de ensueño. Es onírico pues es irreal y sucede en la intimidad del sueño.

¿Son fantasías?, o ¿mensajes que llegan a nuestra psiquis para resolver un determinado problema? ¿Realidad o imaginación pura?

“Los sueños y sus símbolos son el puente psíquico entre dos mundos, el consciente y el inconsciente, pero también han sido considerados históricamente como la puerta de entrada entre el mundo cotidiano y el otro mundo”, explica Paola Castillo, psicóloga y profesora de imaginería y sueños  del Centro Nueva Esperanza.

Ese otro, al que se refiere, sería el mundo de los espíritus, de los dioses, el reino arquetípico, o en el lenguaje moderno, el inconsciente. “Analizar los sueños y tomar decisiones según lo que soñamos creo que afecta positivamente la vida emocional y en general, de una persona, pues involucra revisar los aspectos relativos a la vida actual y las temáticas conflictivas por las que se atraviesa”, declara.

Es que los sueños y sus interpretaciones son tan antiguos como la capacidad de soñar del hombre y de tomar contacto con planos superiores de conciencia.

De hecho, de la milenaria religión islámica proviene la “Incubación onírica”, o la práctica de Istikhara, donde se dice que muchos musulmanes se guían y toman decisiones importantes, incluyendo matrimonios y negocios, basándose en la interpretación de los sueños.

“En occidente, los sueños fueron atendidos gracias a la importancia que la psicología y particularmente Sigmund Freud, le otorgó como una manera de sublimar los deseos y hacerlos posibles”, explica la especialista.

Pero también menciona el aporte de Carl Jung y la incorporación del inconsciente colectivo, el individual y los arquetipos. “Es aquí donde se obtienen los significados de los símbolos universales que aparecen en nuestros sueños. Pero sin perder la atención a los símbolos individuales porque se ha comprobado que al complementar el análisis con ambos es el camino más fructífero”, detalla.

En ese sentido, afirma que los sueños muestran al “soñante” toda su potencialidad evolutiva que estaría invitado a desarrollar. Por lo que tomar una decisión en base a un sueño no le suena estrambótico ni fuera de lugar. Al contrario.

“El lenguaje simbólico es el lenguaje del alma, de la inteligencia colectiva, que nos invita a contactarnos con nuestra sabiduría interior para encontrar aquellas respuestas y posibilidades que nuestra consciencia no puede conocer por sí misma”, afirma.

De esta manera, los sueños serían una herramienta de autoconocimiento tan antigua como ha sido la capacidad de soñar del hombre.

Cómo interpretarlos

“A veces cometemos el error de acudir a diccionarios de sueños y creemos que ahí obtendremos todas las respuestas, pero el análisis onírico es un trabajo personal, no es un oráculo que se consulta desde una postura pasiva”, advierte la especialista.

Añade que no hay que olvidar que los sueños son puentes entre el inconsciente o aspectos no conscientes de lo que somos, y lo que hemos guardado, olvidado.

Además, de las capacidades intuitivas, recursos y sabiduría, fantasías sobre recuerdos, deseos y experiencias personales. “Pero también nos conectan con nuestro consciente, que es la función de adaptación, donde están nuestros procesos lógicos racionales, pero es sólo un aspecto de lo que somos”, aclara.

En este sentido, la función principal del sueño será compensar ambos aspectos, para que mantengamos el equilibrio de nuestra energía psíquica, pero de un modo no dirigido, a-lógico y metafórico.

Y es por eso que los sueños a veces parecen tan confusos, pues sin este disfraz no sería posible que pasen a la conciencia estos mensajes.

Para interpretar un sueño, Paola Castillo, indica que se deben preguntar tres cosas básicas después de haber tenido el sueño:

1. ¿Qué actitud consciente, unilateral, está compensando el contenido simbólico del sueño?

2. ¿Cuál es la finalidad, en términos de sentido del contenido simbólico del sueño?

3. ¿Qué nos dice el contenido simbólico del sueño del proceso de desarrollo o evolución del soñante?

Sin embargo, lo primero será escribirlo antes de pararse de la cama y recordarlo por completo. La idea es que ninguna imagen sea olvidada, y luego pensar qué representan para mí estos símbolos en la vida cotidiana. Luego buscar el significado arquetipal y complementar el análisis.

“Es aconsejable tener un diccionario de símbolos al cual consultar para tener una mirada complementaria que haga sentido al soñante o bien, buscar por la red un sitio que los reproduzca”, propone la psicóloga.

Pero, lo más importante será descubrir el significado que tiene hoy en nuestra vida. Claro, hay técnicas, talleres especializados porque al parecer, la interpretación de un tercero no involucrado afectivamente con el sueño es más concreta y puede interpretar más allá de nuestros límites.

De todas maneras, la psicoterapeuta transpersonal dice que nunca habrá errores de interpretación siempre en la medida que el soñante sienta que el mensaje otorgado o que él ha descubierto le resuena con su situación de vida actual. “De este modo, ninguna decisión tomada desde un análisis consciente puede ser errónea”, declara.