En Gran Bretaña los niños ya terminaron sus vacaciones de verano y han comenzado a retomar sus estudios. Así, muchos padres orgullosos comparten a través de las redes sociales, las fotografías del comienzo de un nuevo año escolar de sus hijos. 

Sin embargo, la imagen que Julie Apicella publicó hace algunos días en su Facebook, ha llamado la atención por lo desgarradora que resulta ser. En realidad se trata de dos fotografías, una tomada en 2015 en la que aparece su sonriente hija Emily, y otra tomada exactamente en el mismo lugar, pero en la que no hay nadie. 

"Fotografía escolar -obviamente falta alguien muy especial- mi hija Emily", escribió Julie, y agregó: "Imaginen si la foto escolar de este año será la última que podrán tomar y simplemente será un recuerdo que quedará". 

Cuando tenía cinco años, Emily fue diagnosticada con un tipo de cáncer de riñón llamado tumor de Wilms. Fue sometida a una cirugía para remover el órgano, y a tratamiento de quimio y radioterapia durante ocho meses, después de los cuales la enfermedad parecía haber desaparecido. Sin embargo, seis meses después, un examen reveló que el cáncer había regresado al mismo lugar. La niña fue nuevamente tratada con quimioterapia y también con células madre. 

El cáncer remitió, pero seis meses después reapareció. Entonces, sus padres aceptaron que se la tratara con drogas experimentales. 

"En julio o agosto de 2015 la sacamos de los ensayos porque no estaba funcionando y nos fuimos a casa para crear recuerdos del tiempo que nos quedaba (...) No había ningún otro tratamiento que sirviera", explicó Julie, según informó "The Huffington Post". 

Emily luchó contra el cáncer durante tres años y finalmente falleció en diciembre de 2015. Tras el deceso de su hija, Julie se propuso crear conciencia sobre el cáncer infantil y de ahí la desgarradora imagen que publicó en su Facebook. 

Según esta madre británica, los fondos para la investigación del cáncer infantil son escasos y muchas veces los tratamientos que sirven a los adultos, son demasiado duros para los niños. "Mi hija se quedó sin opciones y nosotros como familia tuvimos que observar cómo el cáncer se tomaba su cuerpo sin nada que hacer para intentar curarla y eso es trágico", dijo. 

"Un padre no debe enterrar a su hijo, ese no es el círculo de la vida, y si el crear conciencia puede cambiar eso para una persona, entonces vale la pena", añadió. El post publicado por Julie ha sido compartido más de 8,600 veces y eso la tiene satisfecha. 

"Espero ver muchas cintas doradas como respuesta", señaló. Las cintas doradas identifican al cáncer infantil, tal como las rosadas se asocian al cáncer de mama.