Hay conductas que a primera vista pueden parecernos antiestéticas, como el “comerse” las uñas. Pero !ojo! que ese horrendo hábito en particular puede llevarte a tener problemas de salud más adelante.

Para empezar con las manos tocamos todo y muchos gérmenes y suciedad acaba debajo de nuestras uñas por más que uno se las lave o use líquido antibacterial, ya que hay microbios mucho más potentes. Usar los dientes para cortarse las uñas te garantiza que estás pasando un montón de cosas poco sanas  al interior de  tu cuerpo.  En algunos casos las personas que se comen las uñas todo el tiempo, son más propensas a los catarros y a infecciones bacterianas.

Además con el tiempo el mordisqueo continuo le pone una presión adicional a tus dientes que puede desembocar en su debilitamiento o en otros problemas bucales.  También puede provocar infecciones de la piel si es que lastimas el área, que es muy sensitiva precisamente porque debería estar protegida por la uña.

Para controlar este hábito hay que tener mucha voluntad y como casi todos los malos hábitos, debes reconocer que tienes un problema.

Luego debes identificar cuáles son las cosas o situaciones que te activan las ganas de llevarte las uñas a la boca. Escríbe todas esas razones. Luego has un ejercicio mental de todos los momentos en que logras que la tentación desaparezca como cuando haces ejercicios, estás en sitios públicos y cualquier otro momento y también escríbelos en una lista. Deberás también hacer un recuento de cómo te sientes al ver tus dedos con las uñas pequeñitas, cómo se han torcido tus dedos y cualquier efecto físico que hayas desarrollado por este hábito. Según muchos sicólogos poner en blanco y negro todos esos aspectos te ayudaran a hacer concientizarte, y hacer algo al respecto.

Una vez hagas y releas las diferentes listas hay otras acciones que puedes poner en práctica como:

Masticar chicles cada vez que sientas deseos de mordeterte las uñas o comer dulces sin azúcar.

Avísale a tu círculo más íntimo de familiares y amigos que estás tratando de evitar comerte las uñas y como muchas veces lo harán de manera inconsciente, pídeles que  cuando te vean hincándole el diente a tu uña, te lo recuerden y no te dejen hacerlo.

Sustitución. Un llavero, una sortija, una pulsera, un bolígrafo, una pelota de goma... Cuando vayas a empezar otra vez con las uñas, juega con cualquier objeto que tengas cerca y que te ayude a liberar estrés. Quizás puede ser algo que emita algún sonido que no sea molestoso para los demás y que logre distraerte. Lo que sea que desvíe tu atención de esa parte de tus manos.

Guantes. Para alguna gente funciona y es muy efectivo. Puedes conseguir los de latex y te inventas cualquier excusa si es que algún indiscreto te pregunta. Lo importante es que no tengas las uñas accesibles.

Limas y cremas. Ten en tu casa, en tu oficina  y en los lugares donde pases mucho tiempo una lima. Cuando sientas ganas de comértelas, obsérvalas primero y trátalas con ese instrumento para que tengas ningún pico que sobresalga. Usa también cremas o aceite de cutículas que se consiguen en cualquier farmacia, porque eso evitará esquinitas resecas que te puedas arrancar con la boca.

Golpear. Otra cosa que puedes hacer  cada vez que sientas que vas otra vez a lo mismo, es golpear con la yema de los dedos suavemente la superficie más cercana que tengas, ya sea que imites a algún gran pianista o que crees tu propia secuencia. Este mecanismo, además de ayudarte a dejar de morderte las uñas, las fortalece y les dará resistencia. 

Relájate. Si tu hábito se dispara a causa de la ansiedad o el estrés debes buscar otros métodos para canalizar esos sentimientos. Practica ejercicios de relajación y respiración, o  busca algún hobby, sal de tu casa más a menudo, mira cosas nuevas y haza nuevos amigos… De esta manera tendrás la posibilidad de soltar la agresividad o frustraciones.

Ponerte alguna sustancia de sabor amargo como disuasivo tiene sus pro y sus contra. Para algunos el sabor por si sólo ayudará a dejar el hábito. Pero hay estudios que apuntan a que algunos de los productos en el mercado  son tóxicos, se pelan al contacto con los dientes, y la persona se lo traga y se acostumbra al sabor amargo. Todo dependerá de cuán arraigado esté tu hábito.

Prémiate. Toma una foto cada vez logres tener las uñas "largas" y en buen estado y dejarla en un lugar visible para intentar no caer en la tentación.