Una herida o cortadura es un asunto serio para cualquier persona, pero cuando se trata de una persona con diabetes, el riesgo de infección es mayor debido a que poseen menor capacidad para combatir las infecciones. 

La doctora Gloria Rodríguez Quiñones, jefa de Endocrinología del Hospital Auxilio Mutuo, en Hato Rey, explica que la diabetes, además de cambiar la forma en que el cuerpo produce, controla y utiliza la glucosa, trae consigo otra serie de complicaciones que pueden hacer que una herida, aunque sea leve, dé mucho trabajo curarla.

“El diabético tiene su sistema inmunológico debilitado por los niveles elevados de la glucosa (el azúcar) en la sangre, lo que aumenta las posibilidades de que una herida se infecte”, subraya.

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Indica la doctora Rodríguez que cualquier persona -sea diabética o no- que se haga una herida debe tener en cuenta la localización y la profundidad de la misma. Debe tener en cuenta si es una herida limpia (hecha en la casa en un ambiente controlado) o una herida sucia (afuera en el exterior, donde hay más bacterias). Además, debe tener en cuenta el tamaño, ver si los bordes son limpios o rasgados y si tiene secreciones o está sangrando.

“Cualquier persona que se corte, lo primero que tiene que hacer es limpiar la herida con agua y jabón, y parar el sangrado con presión. Ahí debe determinar si va a necesitar ayuda profesional o no. Quizás tiene que ir a sala de emergencia a que le cojan puntos y si necesita o no la vacuna del tétano, entre otros factores”, sostiene. 

Consideraciones especiales 

“Si la persona es diabética, lo más importante es saber si ha estado bien controlada la condición o no, porque eso va a hacer una gran diferencia para saber si ese paciente puede tener complicaciones crónicas o no. Si tiene buen control de su diabetes, la herida va a sanar mejor”, expresa la jefa de Endocrinología del Hospital Auxilio Mutuo. 

Informa la doctora Rodríguez que, cuando la diabetes no ha estado controlada, el paciente puede tener neuropatía. “Esto es cuando los nervios responsables de recibir las sensaciones en la piel pueden estar dañados. Por lo general, este paciente tiene menos sensibilidad en las piernas. Si se da un golpe, una herida o tiene una ampolla que sale por el roce de un zapato o una úlcera (llaga abierta), no se da cuenta porque no le duele hasta que se ésta empeora o se infecta”.

Otra cosa importante, dice Rodríguez Quiñones, es saber si el paciente tiene la enfermedad de las arterias de las piernas; las arterias tapadas. 

“Lo que va a hacer esto es que el paciente tiene menos sangre fluyendo al pie, lo que hace que sea más difícil curar la herida. Ya de por sí, una herida en el pie es más peligrosa que si es en una mano, porque el pie está más alejado del corazón y es donde menos sangre llega. Si es un diabético que está descontrolado, probablemente ese paciente va a necesitar ayuda profesional”, asegura. 

Advierte la doctora Rodríguez Quiñones que las heridas pequeñas, pero bien profundas, son bien peligrosas porque puede infectarse la piel, los músculos, los tendones, articulaciones y hasta los huesos.

“Si se infecta el hueso se llama osteomielitis y es bien difícil de tratar y, a veces, podría terminar en una amputación; especialmente si la circulación es pobre, si tiene la circulación tapada”, manifiesta.

Comenta la experta que una vez que la infección se apodera puede expandirse rápido y derivar en una situación muy peligrosa. Hay diabéticos que han perdido el pie, la pierna e incluso su vida como resultado de una infección fuera de control.

“Cualquier herida en los pies, por pequeña que sea, hay que cuidarla. De esta forma, sanará rápidamente, sin causar infecciones ni complicaciones innecesarias”, recalca. 

Finalmente, la endocrinóloga enfatiza en la importancia de que el paciente mantenga siempre su diabetes bajo control. Eso incluye monitorear su nivel de azúcar en la sangre, tomar sus medicamentos diariamente, vigilar su dieta y mantenerse físicamente activo. 

Consejos para prevenir complicaciones 

La mejor manera de prevenir complicaciones con las heridas de los pies, es evitarlas. 

La doctora Rodríguez Quiñones ofrece varios consejos para que una persona diabética cuide sus pies de forma adecuada:

-Todos los diabéticos tienen que chequearse los pies diariamente y estar seguros que están bien, que no tienen uñas enterradas, ni hongos, ni raspaduras, ni nada.

-Debe lavar los pies diariamente y mantenerlos siempre secos.

-Usar cremas todos los días para mantener los pies bien humectados. No use lociones entre los dedos, para evitar una infección por hongos. 

-Los diabéticos nunca deben andar descalzos, ni usar sandalias ni estar cortándose nada en los pies. 

“Las uñas se liman con cuidado, no se cortan. Y eso lo tiene que hacer alguien que vea bien, preferiblemente un familiar, porque una heridita, por más pequeña que sea, puede hacer un montón de daño”, apunta.

-Deben utilizar zapatos cerrados, de buena calidad, que les queden cómodos, y usarlos, preferiblemente, con medias. 

-Ante cualquier duda consulta al médico.