Un día fue a jugar a los bolos con su esposa y sus suegros. Constantemente se ausentaba para ir al baño. Pero no tenía probelmas estomacales ni ganas de orinar. Todas las veces que fue, se encerró en el cubículo y se tomó la temperatura. 

Ese día supo que tenía un problema. 

“Todo el tiempo tenía un termómetro en el bolsillo. Cuando mi esposa lo descubrió, me dijo que dejara de hacerlo, así que me escondía para poder tomármela, lo hacía unas 25 veces al día”, le contó a BBC Morgan Griffin, quien reconoce que es hipocondríaco.

Para algunos especialistas, la hipocondría es una condición poco entendida y que es objeto de burlas. Pues las personas que la padecen se preocupan al extremo porque creen que están enfermas o se enfermarán pronto.

El paciente cree que sensaciones normales del cuerpo -como fatiga, dolor de cabeza o dolor en el cuerpo- son síntomas de una enfermedad grave o mortal. Puede ocurrir también que no tenga los síntomas.

“Pero hay casos en los que la ansiedad es tal, que las personas terminan con alguna discapacidad , no son capaces de trabajar o terminan incluso en silla de ruedas”, indicó Alfred Margulies, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Lo peor es que, según Margulies ni siquiera los médicos los toman en serio. Se burlan de ellos y piensan que están figiendo. 

Había una vez…

En el caso de Griffin, él cree que la explicación de lo que le ocurre está en su niñez.

“Mi papá se murió, inesperadamente, a los 43 años. Dentro de todo, soy una persona racional, y a raíz de lo ocurrido, quise entender por qué había pasado. Creía que hubo señales y síntomas que no vimos. Si nos hubiéramos dado cuenta, hubiéramos podido prevenir su muerte”, explicó a la BBC.

Adicionalmente, está convencido de que su papá era hipocondríaco. Recuerda que le contaba que, de niño, hacia ejercicios para que la mandíbula no se le quedara tiesa.

¿Hay cura? 

Cuando una paciente con hipocondria asiste a una consulta médica porque le preocupa que pueda sufrir de una enfermedad grave, no siente un alivio cuando el especialista le asegura que todo está bien.

“No hay manera de tranquilizarlos. Si se les dice que no hay pruebas médicas que respalden ninguna condición, empiezan a preguntar si el médico está seguro , si no deberían remitirlo a un dermatólogo o hacer una biopsia para descartar”, explicó Margulies a la BBC.

Y concluyó: ” No hay cura, es un problema crónico . Lo que si se puede lograr es que los síntomas no perturben en extremo al paciente,que no lo angustien tanto y no lo vuelvan disfuncional. La terapia cognitiva puede ser muy efectiva”.

Es lo que le ocurre a Griffin: está convencido de que nunca podrá curarse.

"Esperaba dejar de ser un hipocondríaco, pero eso no va a pasar, es parte de mí. La mejor manera de llevarlo es aceptarlo, entenderlo y vivir con eso, reconociéndolo e identificándolo cuando se presente", afirmó.

Apesar de que, en los más de 20 años que ha sufrido de hipocondría, no ha sufrido de ninguna de las enfermedades que ha creído tener.

“Pero me enfermaré de gravedad en algún momento. Todo el tiempo me imagino la cara del médico dándome la mala noticia tras recibir los resultados de un examen… y la triste despedida de mi familia entre lágrimas “, confiesa Griffin.