Las razones por las que la gente acude a trabajar aun sintiéndose enferma son múltiples y, aunque hay quienes pueden creer que eso es una prueba de responsabilidad, lo cierto es que laborar en esas condiciones tiene consecuencias para la persona y para la empresa.

Según un estudio publicado en el Journal of Occupational Health Psychology y reseñado en el portal de la Universidad Anglia del Este, en Inglaterra, el estrés, la inseguridad laboral y las exigencias del trabajo son las principales razones para acudir a trabajar en momentos de enfermedad.

Uno de los hallazgos clave de la investigación es que el presentismo, como se le llama a este comportamiento, muchas veces surge de un gran sentido de compromiso con la empresa, algo que motiva a dar esa milla extra que atenta contra la salud. También tiene mucho peso la severidad de las políticas empresariales, que limitan los días por enfermedad con paga y que toman en cuenta las ausencias en evaluaciones, aun si están justificadas.

En estudios anteriores, el presentismo se ha asociado con efectos negativos y positivos en la productividad de los empleados y su bienestar. Entre otras cosas, se vincula con errores, menor rendimiento y desmejoramiento de la salud.

“Trabajar mientras se está enfermo puede agravar los efectos de la enfermedad inicial y resultar en malas actitudes en el trabajo. Pero, las posibles consecuencias de ausentarse propician que el empleados acuda a trabajar enfermo o que se reintegre antes de estar totalmente recuperado”, indicó Mariella Miraglia, profesora de comportamiento organizacional y autora principal de la investigación.

Para el estudio se analizaron datos de 61 investigaciones anteriores que incluían a 175,960 participantes.

Las exigencias del trabajo, falta de personal, dificultad para encontrar a alguien que cubra la ausencia y las problemas financieros fueron las razones primordiales por las que la gente no se tomaba un día libre. Pero, quienes estaban en un ambiente laboral de apoyo y con buena relación con supervisores, no se sentían presionados a ir al trabajo en medio de una enfermedad. Además, estaban más satisfechos con el trabajo y tenían mejor salud.