El huevo

Si bien el huevo aporta en su yema entre 180 y 200 mg de colesterol, existen otros componentes dentro de la yema como los fosfolípidos, la lecitina y un perfil de ácidos grasos insautrados omega 9 y omega 3 que impiden o contrarrestan la absorción del colesterol. Si una persona realizara un análisis de sangre previo y posterior a comer un huevo, no habría prácticamente aumento en los niveles de colesterol.

A su vez, el huevo es un alimento accesible por su bajo costo, muy versátil por la excelente calidad proteica (denominado de alto valor biológico al aportar todos los aminoácidos esenciales que el organismo no puede fabricar), y además aporta vitamina D, B12, ácido fólico y riboflavina. Se destaca por su riqueza en ciertos antioxidantes (luteína y zeaxantina) que protegen la visión y retrasan la degeneración macular. En definitiva, se puede comer un huevo por día y su consumo no impacta de manera significativa en los valores de colesterol en sangre.

Los mariscos

Los crustáceos, como el langostino, cangrejo, camarón o langosta, si bien aportan un moderado porcentaje de colesterol (120 mg de colesterol cada 100 g), no aportan grasas saturadas que impactan en los niveles de colesterol; además por su riqueza en omega 3 favorece el perfil de colesterol aumentando el HDL (colesterol bueno). La población oriental es la principal consumidora de estos alimentos y el mismo no se asocia con un aumento del riesgo de padecer enfermedad cardiovascular.

El cerdo

En el caso del cerdo, cuando se elige un corte magro como el solomillo o la chuleta, el aporte de grasas saturadas (2.4 mg de colesterol/ cada 100 g de carne) es inferior al que se encuentra en la carne de vaca. Sin embargo, los cortes más grasos como la bondiola, pechito y costillitas aportan una proporción superior de colesterol y su consumo debe ser esporádico.

El chocolate


Finalmente, en el consumo de chocolate amargo con más del 70% de cacao, resulta beneficioso para la salud cardiovascular. Datos analizados en estudios europeos (estudio EPIC-Norfolk) con más de 25,000 adultos mayores revelan que el consumo diario de 20 gramos de chocolate amargo reduce un 11% el riesgo de infarto y un 23% el riesgo de ACV (accidente cerebrovascular)

En lugar de adoptar una dieta baja en grasas, es mejor enfocarse en seleccionar las grasas monoinsaturadas (omega 9) y las poliinsaturadas (omega 3) consideradas beneficiosas. Si bien todas las grasas poseen similar aporte calórico (9 calorías por gramo) el tipo de grasas consumidas con la dieta, será determinante del impacto que tendrá en los niveles de colesterol y en la formación de placas en las arterias.