Washington.- Las compañías fabricantes de alimentos y los restaurantes en Estados Unidos se verían presionados próximamente para reducir la sal en sus productos como parte de una campaña largamente esperada del gobierno federal para prevenir la insuficiencia cardíaca y los derrames cerebrales, causantes de miles de muertes por año.

La Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) se apresta a emitir normas de aplicación voluntaria para pedir a la industria alimenticia que reduzca los niveles de sodio, dijo la comisionada Margaret Hamburg a la The Associated Press. Hamburg dijo en una entrevista reciente que el nivel de sodio es objeto "de gran interés y preocupación" y espera que las normas aparezcan en tiempo "relativamente breve".

"Creemos que podemos causar un gran impacto si colaboramos con la industria para reducir los niveles de sodio, porque el nivel de consumo actual es demasiado alto para la salud", dijo la funcionaria.

La industria alimenticia ya ha efectuado algunas reducciones y estaba preparada para las medidas del gobierno desde que el Instituto de Medicina dijo en un informe en 2010 que sus productos no habían avanzado en ese terreno. El instituto aconsejó al gobierno que impusiera niveles máximos de sodio para diversos alimentos, aunque la FDA dijo entonces —y aún sostiene— que prefiere la aplicación voluntaria.

Los estadounidenses consumen diariamente una cucharadita y media de sal, un tercio más de lo que recomienda el gobierno para proteger la salud y suficiente para acrecentar el riesgo de hipertensión, accidentes cerebrovasculares y otros trastornos. La mayor parte del sodio está contenido en alimentos procesados y comidas en los restaurantes.

El sodio, además de sazonar el alimento, prolonga la fecha de caducidad, impide la aparición de bacterias y mejora la textura y el aspecto del alimento. Por eso es más difícil reducirlo en algunos productos, dijo Hamburg.

Una vez emitidas las normas, los estadounidenses no advertirán un cambio inmediato en el sabor de alimentos con alto contenido de sal como pizza, pasta, pan y sopa. Se trata de alentar un cambio gradual para que las papilas gustativas se adapten y los fabricantes puedan producir alimentos con menor contenido de sodio.