Jailene Cintrón:

En una ocasión me sentía tan triste que me monté en el carro y me fui a dar vueltas. Mientras lloraba, me preguntaba: ¿Por qué a mí? ¿Por qué tanta  hipocresía y mentira? ¿Por qué tiene que haber gente tan injusta? ¿Por qué no son agradecidos con lo que le brindas? ¿Por qué, por qué?

Era un momento en el que me sentía impotente, con mi corazón destruido. Estaba desilusionada. En el fondo, también sabía que el mundo no se acababa ahí, pero tenía hasta coraje y por eso me sentía peor.  Y más cuando analizaba que la realidad era que tenía que en algún momento regresar y manejar la situación como si nada estuviera pasando. Pero… ¿cómo? Y ya sé, debes estarte preguntando qué realmente pasó.

Relacionadas

No tiene caso hablar de qué provocó  aquel dolor. Son muchas las situaciones que nos pueden llevar ahí. No solo para hacernos preguntas, sino también a buscar un respiro, una respuesta honesta, una nueva dirección para nuestra vida. 

Lo que sí te puedo compartir es que en medio de todo, en medio de una realidad tan triste, yo decidí en lo más profundo de mi corazón clamar por paz y justicia. Y, ¿sabes qué?  Dios  me escuchó. No solamente me dio lo que le pedí, sino que no me dejó en vergüenza delante de los que me atacaban.

Esto me recuerda una de sus promesas, que aprovecho y te comparto: “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera: porque en ti ha confiado”, (Isaías 26:3) 

Hay cosas que no vamos a entender, pensaremos que no son justas, pero Él es un Dios justo. Y si tú le amas, Él te prometió que todas las cosas obrarían para bien tuyo.

Mujer, todas nosotras tenemos ese regalo hermoso de poder clamar en libertad a nuestro Creador y pedir dirección, sabiduría, paz, misericordia, todo lo que necesitemos. Y cuando digo todas, son todas…

Lo único que realmente tenemos que aprender es a humillarnos delante de Él y derramar nuestro corazón.

Tu vida no caduca por una situación. Con Dios tú no tienes fecha de expiración. 

No puedes permitir que por causa de ciertas personas inmaduras, o por  situaciones, pienses que estás llegando a tu fin, cuando la realidad es que se podrán cerrar mil puertas, pero Él abrirá tres mil puertas y mucho mejores. 

Ahora, respira, levanta tu rostro y decide hoy creer que Dios tiene un propósito contigo, un plan maravilloso para que sigas creciendo y te hagas más fuerte. 

Mujer, aprovecha, alimenta tu fe en Dios y verás cómo morirá tu tristeza, coraje, frustración o desilusión. Confía, que todo obrará para bien y verás cómo te llevará a la victoria que Él preparó para ti. ¡Confía! Dios te bendiga.