Todos hemos tenido ese momento de estudiar para un examen o llenar un documento difícil y, por más urgente que sea, lo pensamos, damos la vuelta, nos tomamos un café, prendemos la computadora a jugar Candy Crush y  así  pasan los minutos, las horas… y la tensión aumenta.

Para algunas personas es un asunto que ocurre de vez en cuando pero otras son procrastinadoras profesionales: mientras más cosas tienen que hacer, hacen todo menos lo importante.

Obviamente, esto tiene repercusiones serias cuando de trabajo o familia se trata. ¿Tienes que comprarles la merienda a los nenes y llevas tres días posponiéndolo? ¿Tienes que lavar ropa y la pila de camisas se acumula como la Torre Eiffel en el laundry? ¿Qué tal ese informe que te pidieron hace una semana?

La procrastinación “es el deporte nacional”, ironiza el psicólogo clínico Luis Sánchez Caso. “Como país tenemos muchos malos hábitos  y la raíz es evadir o escapar del verdadero problema”, comenta.

Dejar las cosas para lo último es una conducta que se suele aprender en la niñez y se va desarrollando a medida que alguien “siempre resuelva”, explica el experto, mencionando padres o figuras de autoridad que, por sacarle los pies del plato al nene, prefieren tomar la iniciativa en vez de que el menor sufra las consecuencias de su vagancia. “En algunos casos tenemos situaciones personales que causan  estrés o malestar y entonces la persona lo evita, pero luego lo generalizan a toda situación que genera trabajo… a veces lo haces por incomodidad y te acostumbras”, comenta.

La raíz suele ser emocional, indica Sánchez Caso. “A veces es una actitud pasivo agresiva… la primera situación es la que quieres evitar y no la enfrentas y desarrollas un patrón para dejar de lidiar. Dejas pasar las cosas y hasta adultos siguen el mismo patrón”, explica el psicólogo clínico.

El mal hábito de procrastinar se extiende a todas las ramas de la vida y la sociedad, comenta Sánchez Caso. “Los gobiernos siguen con la deuda, cogiendo prestado y evitando asumir una posición responsable y gastando… creen que como consiguen dinero pueden seguir gastando y eso es una forma de evadir la realidad”, lamenta el experto. “En cuanto a la gente, lo hace con tarjetas de crédito o cogen fiado y no asumen responsabilidad. Hay gente que lo hace con la salud: quieren ponerse a dieta y no lo hacen, o son diabéticos y no se cuidan, o quieren dejar de fumar…”, es un círculo vicioso que pica y se extiende.

¡Deja de comer jobos!

Sacarle el cuerpo a los problemas puede darte alivio por par de días, pero mientras más ignores el asunto peor se va a poner y las consecuencias nunca son buenas. Por eso, Sánchez Caso recomienda hacer una introspección y reconocer la conducta para poder superarla.

“Hay que desarrollar disciplina”, invita el psicólogo. “(En los menores) puede ser con deportes y con hábitos de estudio, y hacer las cosas según vayan llegando”.

A nivel de los adultos, que se supone tengan ya estas destrezas, el problema se complica cuando no se establecen prioridades. “Esto genera situaciones de conflicto y los que los rodean pueden sentirse impotentes o molestos, mientras ellos pueden sentirse culpables”, comenta Sánchez Caso.

Para evitar llegar a una batalla campal,  “el primer paso es reconocer el patrón inadecuado, sobre todo en el día a día, y establecer prioridades y arrancar con lo más importante. También hay que trabajar el área emocional para salir de esta conducta… como personas y como sociedad es hora de ser autosuficientes y dejar de esperar que otro resuelva. Ya no se pueden dejar las cosas pasar”, concluyó el psicólogo clínico.

El doctor Luis Sánchez Caso tiene consulta privada. Para citas, llama al 787-783-0123.