Para bien o para mal, los años no pasan en vano. Pero, si bien pueden desagradarnos algunos de los efectos del imparable paso del tiempo, entre los beneficios emocionales y espirituales que nos regala el transcurrir de los años se encuentra uno que, tal vez, no hubieras imaginado nunca: ¡nos hacemos mejores personas porque sentimos menos envidia! 

Dos estudios llevados a cabo en la Universidad de California en San Diego han arrojado luz sobre el sentimiento de la envidia que, como todos sabemos, puede ser sumamente destructivo. En un artículo publicado en la revista de “Basic and Applied Social Psychology” se reveló que los adultos más jóvenes son más propensos a sentir envidia por cuestiones de romance o apariencia física que los adultos mayores. Y que conste, que la envidia no discrimina entre hombres y mujeres, pues, según se demostró, ambos sexos tienden a sentir envidia de personas de su misma edad y género. 

“La envidia puede ser una emoción poderosa”, reconoció Christine Harris, coautora de uno de los estudios. “En la tradición cristiana la misma se identifica como uno de los siete pecados capitales. Nosotros quisimos investigar la envida no solo porque subjetivamente es percibida como una experiencia negativa, sino porque se ha sugerido que la misma es la motivación para una serie de otros eventos: desde asesinatos en los cuentos de hadas hasta, en tiempos recientes, el movimiento de ‘Occupy Wall Street’”, según expresó.

Metodología

En uno de los estudios, se les pidió a los participantes –quienes se encontraban entre las edades de 18 a 80 años– que comentaran sobre sus sentimientos de envidia y las razones detrás de los mismos. Por su parte, el otro estudio le pidió a otro grupo (de las mismas edades) que trataran de recordar momentos en que fueron objetos de la envidia de otros.

Los resultados 

Luego de realizadas las encuestas, hechas entre un total de 1,700 participantes, se descubrió lo siguiente

- 75% reportó haber sentido envidia durante el pasado año (en este grupo, hubo un poco más mujeres que hombres).

- La tasa de envidia iba reduciéndose en la medida en que la edad de los sujetos aumentaba, de modo que un 80% de los participantes más jóvenes reportó haber sentido envidia, mientras que solo un 69% de las personas de 50 años en adelante manifestó haberse sentido envidiosos durante el año pasado.

- La gente más joven confesó haber sentido envidia por motivos de apariencia física, romance, logros escolares y éxito social. 

- Por su parte, las personas mayores dijeron haber experimentado sentimientos de envidia por razones económicas y de éxito profesional.

Aunque el estudio reconoció diferencias entre los niveles de envidia experimentados por los más jóvenes, en comparación con los más adultos, no se auscultó si esas diferencias obedecían a los cambios normales que acarrea el tener mayor edad –por ejemplo, adquirir más sabiduría por haber vivido más años y haber experimentado más cosas– o si eran el resultado de diferencias generacionales.

“Sin embargo, yo tengo la sospecha”, manifestó Harris, “de que la influencia de la envidia disminuye con el tiempo. Opino que esa es una buena noticia sobre el (proceso de) envejecimiento”.

Y tú, ¿qué opinas? En esta etapa de tu vida, ¿sientes más o menos envidia que cuando eras más joven?