En algunas partes del mundo le llaman fragaria, arrega o madroncillo, mientras que nosotros la conocemos como fresa.

La Real Academia española la define como un fruto casi redondo, algo apuntado, de un centímetro de largo, rojo, suculento y fragante.

Las fresas son reconocidas, especialmente, en el ámbito gastronómico, particularmente en la repostería. De hecho, algunos consideran que su consumo tiene propiedades afrodisíacas.

Sin embargo, se le adjudican muchas propiedades curativas y medicinales. Recuerda, antes de consumir este o cualquier otro producto, debes consultarlo con un experto en salud.

– Con las hojas de la fresa, se puede preparar una infusión con cualidades diuréticas, por lo que se recomienda para tratar infecciones urinarias, cistitis o nefritis. También sirven para prevenir la aparición de cálculos renales y eliminar líquidos acumulados en el organismo.

– Es recomendada para tratar la artritis.

– La infusión de sus hojas ayuda a acelerar los procesos de cicatrización, principalmente en heridas pequeñas y superficiales.

– El zumo de las fresas tiene excelentes propiedades cosméticas, ya que su aplicación ayuda a tonificar la piel. Además, sirve para el tratamiento del acné y de las manchas en la piel.

– Tiene vitamina C, antioxidante que fortalece el sistema inmune. Sus ácidos orgánicos poseen efectos desinfectantes y antiinflamatorios.

– Es un buen diurético e ideal para perder peso. Este efecto diurético también beneficia a los pacientes de cálculos renales, hipertensión y ácido úrico

– Ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, degenerativas y el cáncer.

– Es una rica fuente de ácido fólico, compuesto fundamental para las embarazadas, ya que favorece la multiplicación celular.

– Su consumo frecuente ayuda a reducir el colesterol en la sangre.