La frase "esperas un hijo" es, quizás, la noticia más significativa para una mujer. Sin embargo, las futuras madres deben saber que es clave llevar un adecuado control del embarazo durante todos los meses de gestación, para detectar a tiempo una serie de patologías que pueden afectar el bebé tanto dentro como fuera del útero.

Entre las complicaciones más relevantes en el estado de gravidez se cuenta el parto prematuro, los trastornos hipertensivos del embarazo y las malformaciones, dentro de las cuales se encuentra la cardiopatía congénita, que es la más frecuente.

Esta patología consiste en malformaciones de la estructura y función del corazón que puede ocasionar problemas de tamaño, ritmo y formación de los ventrículos, aurículas, válvulas y conexión de los tractos de salida, lo que puede derivar en una insuficiencia y muerte fetal.

Sin embargo, el mayor riesgo se esta alteración se presenta una vez que nace el bebé, ya que sufre una serie de cambios en su sistema circulatorio y respiratorio –función que comienza a realizar por sí mismo–, lo que complica su cardiopatía pudiendo provocarle la muerte.

"Esta enfermedad es la más frecuente dentro de las malformaciones. Se calcula que alrededor de cuatro por mil recién nacidos vivos la padecen. Pero, al mismo tiempo, es la menos diagnosticada. Esto se debe a que no siempre la alteración es detectable en la ecografía obstétrica", señala el ginecólogo materno fetal Víctor Dezerega.

Todavía no hay claridad sobre cuáles son las causas para que el corazón se forme de manera anormal dentro del útero. Sin embargo, contaminantes ambientales, genética y enfermedades de la madre, como la rubeola o la toxoplasmosis, pueden influir.

Asimismo, drogas como el alcohol, litio y anfetaminas, entre otras, aumentan los riesgos. Incluso enfermedades crónicas en la madre –por ejemplo la diabetes– pueden acrecentar la posibilidad de que se presente una cardiopatía congénita, aunque se puede evitar siguiendo un tratamiento especializado que debe comenzar antes del embarazo.

Un adecuado control de embarazo se debe iniciar con un análisis médico de la madre, en el cual se recopilan antecedentes como operaciones previas o si sufre de enfermedades o alergias. Adicionalmente, se le debe realizar una serie de exámenes para descartar ciertas patologías, como anemia, problemas metabólicos (diabetes), dificultades hepáticas y renales, infecciones virales y trastornos metabólicos (hipotiroidismo).

El doctor Dezerega señala que si alguno de estos aspectos aparece alterado se convierte en un embarazo de alto riesgo. "Por lo tanto, el control básicamente consiste en pesquisar a la mamá por si presenta o no un riesgo obstétrico, y si lo presenta debe controlarse la patología encontrada con un especialista", enfatiza.

Paralelamente, se va controlando el feto a través del ultrasonido con la realización de cuatro ecografías obligatorias, las que indicarán si el bebé presenta algún riesgo.