Tomar una clase al aire libre durante los años escolares primarios parece tener un efecto que va más allá de la diversión que puede suponer no estar dentro de un salón. A largo plazo, también reduce la posibilidad de padecer miopía, una anomalía en el ojo que impide ver con claridad los objetos lejanos.

Al menos funcionó para niños y niñas en Guangzhou, China, donde se realizó el estudio con estudiantes de 12 escuelas, seis para el grupo control y otras seis para el grupo intervenido.

Mingguang He y sus colegas condujeron la investigación en la que 951 estudiantes fueron asignados a tomar una clase al aire libre cada día de escuela. Además, se animaba a los padres a participar de actividades durante el fin de semana con ellos.

“Nuestro estudio obtuvo una diferencia de 9.1 por ciento en la tasa de incidencia de miopía, lo que representa una reducción relativa de 23 por ciento después de tres años, que era menos de lo previsto. De todas maneras esto es importante porque los niños pequeños que desarrollan miopía temprana tienen más probabilidades de progresar a la miopía pronunciada, lo que aumenta el riesgo de miopía patológica”, se señaló en la reseña publicada en el portal Science Daily. Retrasar el inicio de la condición podría proporcionar beneficios para la salud ocular a largo plazo.

La miopía ha alcanzado niveles epidémicos en los adultos jóvenes en algunas zonas urbanas del este y sur de Asia. En esas áreas, entre un 80 y 90 por ciento de los graduados de secundaria ahora tienen miopía. Estudios recientes sugieren que el tiempo que se pasa al aire libre puede prevenir el desarrollo de la condición.