En Estados Unidos, enfermeras y enfermeros celebraron su día el sábado pasado, pero en el resto del mundo, este viernes, 12 de mayo, es considerado el Día Internacional de la Enfermería. 

Ese día se conmemora el natalicio de Florence Nightingale, a la que se le considera la precursora de la profesionalización del campo de la enfermería.

La británica, nacida en 1820, fue una mujer brillante que aplicó su conocimiento en las matemáticas a la epidemiología, desarrollando estudios en el campo de la estadística en temas de salud.

Sus contribuciones al tratamiento de los heridos británicos durante la guerra de Crimea, allá por mediados del siglo 19, sentó las bases de la enfermería moderna. Aquella guerra enfrentó a las potencias que dominaban el mundo en la época en la península de Crimea (región que podrías recordar por los recientes eventos tras los que Ucrania perdió su control, siendo anexada por Rusia y dando paso al actual conflicto entre ambos países). 

Nightingale se encargó de modificar el tratamiento en los hospitales y asilos donde eran tratados los heridos que llegaban del frente. Estos eran apiñados en salas congestionadas, con poca circulación de aire y mínimas medidas sanitarias.

Con su conocimiento sobre el desarrollo de infecciones, enfermedades y epidemias, la enfermera convenció a los oficiales a implementar medidas de sanidad, aseo y tratamiento de los pacientes que consiguieron reducir la tasa de mortalidad de 42% a 2%.

A su regreso de la guerra, estableció en 1860 la escuela de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres (hoy día parte del King's College), que sentó las bases de la profesionalización de esta rama del campo de la salud. 

Luego de las Guerras Mundiales del siglo 20 y tras la “explosión” de conocimientos técnicos derivados de estas, la rama de la enfermería experimentó una diversificación en áreas de especialización -quirúrgica, dental, maternidad, psiquiatría y salud comunitaria- que abrieron el camino al desarrollo continuo de la profesión.

Hoy día, el personal de enfermería tiene múltiples funciones que van desde los primarios (la toma de los llamados signos vitales: presión arterial, pulso, temperatura, etc.) hasta el manejo de sofisticados aparatos de mantenimiento de las funciones vitales de los pacientes. Además de proporcionar los cuidados adecuados cuando son requeridos, deben preocuparse de la promoción y mantenimiento de la salud de los pacientes.

Sigue siendo una de las carreras con mayor demanda en el campo laboral, con previsiones de empleabilidad en todo nivel, desde la preparación básica hasta los profesionales con  estudios doctorales en el campo.