Los Ángeles.- Niños y adolescentes invidentes del condado Orange, en California, encuentran en la práctica del golf una vía para brindarles herramientas que les permitan ser más independientes y superar los obstáculos que supone la discapacidad visual.

La iniciativa ya ha beneficiado hasta el momento a decenas de niños y jóvenes invidentes, entre ellos hispanos, además de padres de familia que aprenden que sus hijos pueden realizar sus actividades a pesar de sus problemas visuales.

"(Jugar golf) les puede ayudar a estos niños que puedan saber que son normales como otros niños, que no hay nada que no van a poder hacer", dijo a EFE Armida Olguín, coordinadora del programa Bright Visión, del Centro de Aprendizaje para Niños Invidentes, que trabaja en esta iniciativa.

El programa también involucra a adolescentes voluntarios que no tienen problemas de visión y que ayudan a introducir en el deporte a los menores invidentes. Una de ellas es Maddie Bogan, una apasionada por este deporte y que desde que tenía 10 años de edad se sumó al equipo de voluntarias que ayudó a introducir este deporte a casi 60 niños invidentes.

"Todos ellos aprenden que pueden hacerlo, que el golf es divertido, que una discapacidad no les impide si ellos creen en ellos mismos. En el golf solo necesitas una sentimiento, así como en muchas otras cosas en la vida", dijo Bogan.

Para Rosario Sánchez, coordinadora del programa de Mentores, que trabaja con menores y adultos con discapacidades, este contacto entre los que ya practican el deporte y niños discapacitados permite que estos últimos se sientan más seguros y el aprendizaje sea más rápido.

"Los está exponiendo. La próxima vez que toquen una pelota de golf van a saber la textura, van a saber como son los palos que se usan", manifestó.

Aunque la práctica del golf entre las personas invidentes no es muy conocida, en Estados Unidos existe una asociación de golfistas invidentes que se ha encargado de promover este deporte y realizar torneos alrededor del país.

En el condado Orange, desde los 3 años los niños invidentes comienzan a tener contacto con los deportes. Sin embargo, el trabajo es doble cuando se habla de la comunidad hispana y especialmente la recién llegada. "Padres que han llegado hace poco tiempo tienen poca información del sistema educativo", advirtió Sánchez.

La educadora, con 23 años de experiencia, asegura que esta desinformación lleva a un retraso en todo lo que se puede lograr con el manejo de la discapacidad de estos menores.

"El trabajo es diferente y tarda un poco más, el trabajo es más intenso", indicó.

Educadoras como Olguín y Sánchez también trabajan de manera ardua para borrar los mitos y falsas creencias de que menores invidentes no podrían practicar deportes como el golf, y aunque los menores no se conviertan en expertos el beneficio es mucho en su desarrollo emocional.

"Cuando ellos sean grandes son habilidades que van a usar socialmente para convivir con otras personas que tienen diferentes intereses que ellos", explicó Sánchez.

El programa desmiente el estereotipo de la ceguera y busca que los niños puedan hacer de un deporte una experiencia sensorial: "Cuando una persona tiene limitaciones, cuando no puede ver, no quiere decir que no pueden usar el resto de los sentidos de su cuerpo", relata Sánchez.

Durante el entrenamiento los niños aprenden conceptos básicos del juego usando el tacto para distinguir los instrumentos y ubicarse en el campo, así como otros indicadores sensoriales. Así, mientras los niños videntes que ven golf en la televisión saben de forma automática como se juega, los menores con discapacidad visual tienen que experimentar de primera mano.

"Esta experiencia los hace sentir seguros, van a disfrutar del juego como tal y van a sentirse autónomos, son un ejemplo para seguir", aseguro Olguín.

El programa se dirige a niños entre los tres y seis años de edad. 

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