Ante al aumento en  casos de diabetes gestacional a nivel mundial, el Concilio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés) publicó recientemente nuevas guías para su detección temprana durante y después del embarazo.

Cuando hay diabetes significa que se acumula demasiada azúcar o glucosa en la sangre. En ocasiones es lo contrario, hay menos de lo normal, y eso es hipoglucemia. Ambos extremos son malos y pueden darse durante el embarazo, amenazando la vida de  madres y bebés. 

La Organización Mundial de la Salud afirma que alrededor del 8% de las mujeres del mundo -205 millones- viven con diabetes. 

“Durante el embarazo, la hiperglucemia aumenta sustancialmente el riesgo para la salud, tanto de la madre como del bebé, así como el riesgo para el niño de desarrollar diabetes en el futuro”, alerta. 

Tener diabetes o desarrollarla durante el embarazo aumenta el riesgo de abortos espontáneos. Igualmente, incrementa la morbilidad (proporción de enfermos en una población) y mortalidad perinatales (bebés). La Organización Panamericana de la Salud indica que “se calcula que, a escala mundial, que una de cada siete mujeres embarazadas puede padecer hiperglucemia, que en el 85% de los casos corresponde a diabetes gestacional”. Agrega que la proporción de mujeres afectadas puede llegar al 30%, sin embargo, muchos casos no se diagnostican por lo que no se atienden, y hay pocos datos sobre su frecuencia.

El concilio de obstetras y ginecólogos aconseja hacerse cernimientos temprano si existen factores de riesgo, lo que en Puerto Rico es extremadamente común si se tiene en cuenta que diabetes es la tercera causa de muerte, con una incidencia mayor en mujeres y sobre todo en quienes  cuentan con el plan de salud del estado, esto según datos del propio Departamento de Salud.

El Informe de la Salud en Puerto Rico 2016 indica que los factores de riesgo asociados a la diabetes tipo 2, que suele presentarse en la adultez, incluyen edad mayor de 45 años, historial familiar de diabetes, sobrepeso u obesidad, inactividad física, exceso de alimentos con grasas y azúcares, exceso de alimentos con alto índice glucémico y bajo en fibras, presión arterial elevada, antecedentes de diabetes gestacional o de recién nacidos macrosómicos (que pesan más de 4,000 gramos, equivalente a 8.8 libras al nacer), triglicéridos elevados e intolerancia a la glucosa o glucemia anormal en ayunas.

El concilio entiende que para verificar a tiempo si se tiene la condición, toda embarazada se debe realizar dos pruebas entre las semanas 24 y 28 de gestación: la prueba de niveles de glucosa en sangre una hora después de haber tomado 50g de solución glucosa y, de esta resultar positiva hacer la prueba de tolerancia la glucosa de tres horas (OGTT, por sus siglas en inglés). El ACOG afirma que, aunque hacer solo la prueba OGTT de 75g a todas las mujeres aumentaría o facilitaría el que haya más diagnósticos, “hacen falta suficientes estudios prospectivos que demuestren mejores resultados” de esa práctica sola. 

El peligro no termina con en parto, por eso el congreso  recomienda que entre 4 y 12 semanas luego del alumbramiento se realicen la pruebas. 

En general, las buenas prácticas de prevención y manejo incluyen: plan de alimentación por  licenciados en nutrición,  consumir carbohidratos complejos (no refinados) y hacer tres comidas y dos meriendas saludables y balanceadas al día, monitorear los niveles de glucosa luego de comenzar el plan de alimentación, y procurar 30 minutos de ejercicio aeróbico moderado al día durante al menos cinco días de la semana. 

“Se ha observado mejoría cuando se camina de 10 a 15 minutos después de cada comida”, apunta el ACOG en su página de internet.