Todos escuchamos música, en algún momento del día. Puede ser, mientras estamos en nuestros hogares haciendo los quehaceres, cuando vemos esa película tan anhelada que nos pone a llorar o nos sube la adrenalina, cuando estamos atrapados en los tapones al salir del trabajo o cuando estamos en la discoteca compartiendo con amistades. Inclusive, escuchamos música cuando nos sentimos alegres  o la utilizamos para subirnos el ánimo cuando nos sentimos decaídos.

No importa el dónde, cuándo y por qué, cada vez que escuchamos esa canción que nos gusta, reaccionamos de la misma manera: comenzamos a cantar y a bailar al ritmo de esta. Pero, ¿nunca te has preguntado porque la música provoca en ti distintos tipo de emociones, tanto agradables como desagradables?  

“La música sí puede provocar en la persona una respuesta emocional, conductual y fisiológica”, indicó la psicóloga clínica, Yanitza Rodríguez, quien definió las emociones como reacciones psico-fisiológicas que representan ciertos estímulos de la persona según ésta lo perciba.

A nivel fisiológico, Rodríguez explicó que una vez que la persona escucha la canción a través del oído, el cerebro realiza unas interpretaciones, a nivel neurológico, de esos sonidos. “Esto comienza un proceso conjunto de percepción y emoción, lo que resultará finalmente en la respuesta emocional de la persona”, añadió la psicóloga clínica.

O sea, cuando veas una persona bailando o cantando una canción, es la manifestación conductual de la emoción que está sintiendo una persona en ese momento dado, que puede ser alegría, tristeza o ansiedad, entre otros.

Otro elemento que puede afectar el proceso de interpretación de las emociones son las experiencias previas. Rodríguez comentó que “las experiencias previas que ha tenido la persona puede interferir en el resultado final, tanto a nivel conductual como a nivel emocional, de la expresión de la emoción que quiere proyectar la persona.”

Si te llegarás a sentir decaído y quieres subirte el ánimo, la psicóloga recomendó que “escuches canciones alegres, que sean de tu gusto…no escuches canciones tristes, si te sientes tristes.”  “La persona tiene que aprender a identificar el tipo de música que lo beneficie”, sugirió Rodríguez.