Bueno, ya llegaste a tu meta y te sientes como de 1000 puntos. Pero, aunque suene terrible, es más difícil mantener el peso perdido que perderlo realmente. ¿Por qué recuperas el peso perdido? Porque muchos de nosotros nos relajamos y sentimos que después de tanto esfuerzo, por supuesto que nos merecemos un premio. Y seguramente estás cometiendo algunos de estos errores:

Te alejas de la balanza:

Yo soy de esas que dice que uno NO debe pesarse todos los días, pero el peso, en conjunto con las medidas, es una manera de controlar y observar tus avances. Si empiezas a sentir que la ropa te está quedando muy justa y evitas pararte en la balanza, puedes ir ganando peso poco a poco, “casi” sin darte cuenta. Puedes medirte y pesarte una vez a la semana o cada dos semanas, y ver como andas. Eso te mantendrá en el camino.

Comes de más:

Aquí viene lo de los premios. Después de perder peso, por supuesto que vas a sentir que “te mereces” esa dona/chocolate/helado que has evitado por tanto tiempo. Y claro que puedes darte tus gustos. Pero si estos se vuelven el pan nuestro de cada día, los kilos volverán a medida que no superes tus malas costumbres. Por eso digo que perder peso es un juego mental de cambio de hábitos y sí, el día libre es importante justamente para evitar estos atracones.

Ya no vas tanto al gimnasio:

Tu cuerpo siempre va a estar en lucha por ganar o perder peso. Y por eso mantenerlo es también una lucha. Si ya perdiste peso, tienes que estar consciente de que huir de tu rutina de ejercicios va a hacer que esos kilos vuelvan. Y si bien no tienes que tener un horario de entrenamiento de 6 días a la semana, debes hacer por lo menos cuatro si quieres mantenerte en tu talla.