Da trabajo andar por la vida como si las preocupaciones no existieran, pero, por lo menos hoy, tómese un rato para que nada le succione la calma.

Hoy, 15 de agosto, es el día oficial de la relajación y, aunque no tenga el dinero ni el tiempo para unas horas de spa, seguramente hay alguna cosa que pueda hacer para disfrutar un instante de quietud.

La costumbre de vivir con ansiedad convierte al estrés en algo tan natural que llegamos a creer que es lo normal. Pero no.

“Hay que desmitificar eso de que un poco de estrés es saludable. Está requeteprobado que el sistema nervioso funciona mujer en reposo”, afirmó el psicólogo Andrés Colberg, quien entiende que vivir sin tensión “debe ser un reto suficientemente conveniente como para aceptarlo”.

Aunque las incertidumbres del diario vivir propician la acumulación de estrés, Colberg señaló que siempre se debe tener presente que el fin es no dejar que se apodere.

“Herbert Benson, un médico de Harvard, ya divulgó hace tiempo que estamos programados para responder con estrés a los retos del entorno y respaldó con estudios científicos que podemos reprogramarnos  para responder de forma sosegada a los mismos estímulos”, indicó.

Para que una persona se dé cuenta de que vive con estrés basta con que se observe un poco. Si se irrita rápidamente, si está intolerante, si piensa mucho en el futuro y si lo que impera es el agobio, el estrés domina su vida.

“Todos sabemos lo que nos relaja, quizás es que no recurrimos a eso con la misma excusa de no tener tiempo. Yo creo que todo el mundo sabe qué cosas le hacen bien, pero lo perdemos. El estrés se convierte en la nueva zona cómoda”, analizó el psicólogo. “El problema es que la zona cómoda es una trampa mortal, porque ahí se muere el alma”.

Relájese

Si tiene trabajo, que con la crisis del país es ya una fortuna, aproveche unos momentos antes de salir para disfrutar un desayuno en calma, o camine por unos minutos para despejar la mente.

Vea una película, lea un libro, báñese con un jabón aromático, prenda una vela con una fragancia sutil, ponga una música suave. No tiene que ser una escapada de tres días y dos noches -pero si puede, hágalo-  para tener el efecto de apaciguar el ritmo acelerado con el que se vive. Escoja algo que disfrute y dedíquese a eso aunque sea por solo unos minutos.

Feliz día de la relajación.