El exceso de trabajo o compromisos en la rutina diaria obliga muchas veces a las personas a ingerir sus alimentos mientras ejecuta otras tareas en su área de trabajo, o en el carro cuando se encuentra camino a algún lugar.

La lógica lleva a pensar que de esta forma se ahorra tiempo y se es más eficiente en el cumplimiento de sus labores y gestiones, así como con su alimentación. Pero este hábito, más allá de privar a los seres humanos de disfrutar de los alimentos con el placer y la calma que lo amerita, podría incidir en la ganancia de peso, la mala digestión y el malestar por gases, advirtió la nutricionista y dietista Luz Alba Díaz. A lo anterior se suma que se busca el alimento rápido sin importar su aporte nutricional.

Relacionadas

“Si usted está guiando, el proceso lo puede hacer tan rápido que uno tiene que darle espacio al cerebro para que ese espacio de saciedad capte el mensaje de que usted está comiendo. Eso a la larga puede traducirse en una ganancia en peso para la persona porque, usualmente, cuando se come muy rápido ese centro de saciedad no recibe el mensaje y a lo mejor usted llega a la oficina o al que sea su destino, y usted va a picar porque no quedó satisfecho”, expresó la también profesora en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

Añadió que cuando se come con prisa se tiende a hacer de manera más rápida y con bocados más grandes, lo cual permite la entrada de más aire al sistema digestivo. Como consecuencia, mencionó que “puede sentir alguna incomodidad gastrointestinal, quizás un poco de malestar porque se comió tan rápido la comida que no dio tiempo de digerirla, o quizás se la tragó. Si yo no mastico por lo menos un poquito, prácticamente, me lo estoy tragando entero. Usualmente, la gente se queja de gases, como flatulencias”.

Algunos cambios en la rutina pueden ser de ayuda para prevenir las molestias gastrointestinales cuando se tiene poco tiempo para comer. Por ejemplo, la experta recomendó dejar los alimentos parcialmente preparados la noche anterior y o despertarse un poco antes para poder llevar comida escogida de manera consciente. Las barras nutricionales, frutas, galletas de avena y meriendas como las de vegetales que se venden en empaques individuales con su “dip”, son algunas alternativas.

 Sugirió que en la medida que se pueda, se separe un espacio de al menos 15 minutos únicamente para ingerir los alimentos.

“Aunque tengamos una vida muy ajetreada podemos organizarnos mejor. Uno tiene que planificar un poquito más su semana o su día, claro, teniendo opciones que sean rápidas y saludables”, puntualizó.