¿Es tan sólo un pedacito de piel? ¿Cumple alguna función? ¿No tenerlo es más higiénico?

Esas son algunas de las preguntas más frecuentes que tiene los padres de bebés varones sobre si a su hijo se le debe hacer o no la circuncisión, ese procedimiento mediante el cual se corta la piel que cubre el glande o la punta del pene.

Las opiniones y debates sobre el tema han durado décadas y en estos días trascendió una batalla legal entre los progenitores de un chico en el estado de la Florida quienes están separados y en tres años no se han puesto de acuerdo sobre si deben hacerle la circuncisión al menor. La noticia ha extendido la discusión del asunto.

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Consultada sobre la controversia, la directora de la sala de emergencia del Hospital Pediátrico en el Centro Médico de Río Piedras, Milagros Martín de Pumajero, dijo que las creencias alrededor del tema han evolucionado muchísimo, pero desafortunadamente no hay una respuesta generalizada para los padres.

“Hasta los años ‘70 era normal que los pediatras recibieran un entrenamiento formal sobre cómo hacer el procedimiento y era parte del adiestramiento en los programas de residencia en pediatría… , en Estados Unidos hace mucho tiempo lo hacía el ginecólogo al momento del nacimiento del bebé… Ahora los pediatras que lo hacen son pocos, comparado a como era antes aquí, y es más una tarea de la que se encargan los urólogos porque requiere de una sedación, aparte de que les sube la prima de seguro por impericia médica a los pediatras”, explicó la también catedrática del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

Martín recordó que la práctica de la circuncisión es mayormente conocida por ser un rito judío religioso. Más adelante se siguió implementando y actualmente hay consideraciones tan sencillas como que el padre la tiene y quiere que su hijo se vea igual, hasta motivos médicos.

También  está documentado que ese pedacito de piel está completamente pegado al pene cuando el varón es bien pequeño pero con el paso de los años se va separando poco a poco, sin que se necesite hacer mucho, lo que alivia a muchos padres.

“El problema es que muchas veces la gente se desespera y no entienden lo que une la piel se va moviendo, se va formando como un sebo, y se separa fisiológicamente a los 4 o 5 años. Siempre que el niño orine bien, no hay problema. Para muchos padres hay una consideración sobre higiene, piensan que la piel se va a pegar, que es difícil limpiar y hasta hemos visto que mucha gente empieza a echarles a los nenes el tejido para atrás cuando el cuerpo aún no está preparado y es como desgarrar un pedazo de piel, entonces se hincha, se inflama, hay mucho dolor, así que los médicos han aprendido que si no se hace la circuncisión, eso no se toca, el cuerpo solito se encarga en la mayoría de los casos de evolucionar”, afirmó la doctora.

Según la experta, si el bebé está orinando adecuadamente y no se ven problemas en los primeros meses, no hay de qué preocuparse. Sin embargo, si la operación se va a realizar, lo mejor es hacerla lo más pronto posible, porque mientras más crezca el niño, más le va a doler y más traumático se puede volver.

Martín señaló que en años recientes se han levantado cuestionamientos éticos sobre el procedimiento ya que el niño no tiene forma de consentir. Dijo que hay argumentos a favor y en contra y que en todo caso, los padres deben establecer un diálogo abierto y sincero con su pediatra tras examinar al bebé, e informarse antes de decidir.

Precisamente, así lo establece la Asociación Americana de Pediatría: hay que evaluar las particularidades del bebé, poner en una balanza los pros y contras y luego entonces tomar una decisión.

Mientras, la Organización Mundial de la Salud sí la recomienda como una medida para evitar el contagio del VIH, el herpes y el virus de papiloma humano, entre otras enfermedades de transmisión sexual.

También se le atribuye a los nenes circuncidados tener menos probabilidad de desarrollar infecciones urinarias. Según la OMS la probabilidad es 1 en 1,000 de contraer infección si el menor está circuncidado y aumenta a 1 en 100 si no lo está.

Entre los argumentos en contra de hacer la operación figuran las posibles complicaciones, que son raras y poco usuales pero que pueden incluir sangrado, que el médico se lleve demasiada o muy poca piel y dificultad en la cicatrización. Algunas personas piensan que el pene queda demasiado expuesto y propenso a irritaciones y otras enfermedades, aunque no hay suficientes datos para establecer que sea así.

Si decide no circuncidar a su hijo, recuerde que pasarán cuatro o cinco años antes de que la piel se vaya despegando solita de la punta del pene, por lo que bajo ningún concepto debe forzar la piel hacia atrás. Una vez la piel se pueda despegar completa del glande, su hijo tiene que limpiar el área todos los días, con agua y jabón y volviendo a colocar la piel en su sitio cubriendo el glande.

“Oriéntese bien con el pediatra, ése es mi consejo a los padres”, señaló Martín.