La causa todavía se desconoce, pero se define como un trastorno neurológico que le complica el descanso a quienes lo padecen. Le llaman síndrome de las piernas inquietas y provoca el deseo incontrolable de moverlas para aliviar la sensación desagradable que las recorre.

De los estudios que se han realizado, se cree que puede ser un problema con la forma en que las células del cerebro utilizan la dopamina, un químico que ayuda con el movimiento muscular.

Según datos de la página web del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, un diez por ciento de la población de Estados Unidos padece esta condición.

Como lo que caracteriza el trastorno es que se activa cuando la persona está acostada o relajada, la mayoría de los pacientes no puede dormir.

Entre las sensaciones que se experimentan y que impulsan el deseo de moverlas  están el ardor, hormigueo, dolor, palpitaciones y picor.

El síndrome le puede dar a cualquiera, pero parece ser más común en personas de más edad y en mujeres. También parece estar relacionado con  bajos niveles de hierro, enfermedades crónicas como diabetes, Parkinson y neuropatía.

Para mitigar la condición en muchos casos se utilizan los mismos medicamentos que se usan para controlar la ansiedad, pero no existe una cura.

Hoy, 23 de septiembre, es el Día de Concienciación sobre este síndrome, descrito por primera vez en 1945 por Karl-Axel Ekbon, un neurólogo sueco que nación un día como hoy en 1977.