Sophie Anderson enfermó de anorexia cuando solo tenía 11 años por culpa del Programa Nacional de Medidas de Niños que lanzó el gobierno británico en el 2006.

El objetivo del programa es evaluar los niveles de sobrepeso y obesidad en las escuelas primarias de ese país. En el marco de esta iniciativa, profesionales capacitados acuden a los colegios para calcular el Índice de Masa Corporal (IMC) de los menores, tomando en cuenta su peso y altura.

Según se indica en la página oficial del programa, éste "es reconocido internacionalmente como una fuente de conocimiento de salud pública de clase mundial". Sin embargo, Sophie n tiene otra opinión de él e incluso considera que se trata de una iniciativa absurda.

"Es ridículo pesar a los niños a esa edad, porque antes de la pubertad tú acumulas grasa para prepararte para crecer", declaró al programa "Daybreak" de ITV.

Sophie no estudió nutrición ni menos es una experta en el tema de las libras, pero su comentario tiene sustento si se considera que por culpa del programa sufrió el trastorno alimenticio.

Todo ocurrió en 2012, cuando Sophie era una saludable alumna y, tal como lo hicieron todos sus compañeros de clase, se subió a la balanza para pesarse. Una semana después, una carta que fue enviada a su casa les explicaba a sus padres con gráficos y todo, que la niña tenía riesgo de sobrepeso.

El informe podría haber sido pasado por alto y botado a la basura, por el contrario, adquirió más importancia cuando los niños a los que se les realizó la medición comenzaron a comparar sus resultados en la escuela, lo que terminó por gatillar el desorden alimenticio de Sophie.

"Era una niña completamente feliz, pero comencé a estar más consciente de mi cuerpo. La carta sin duda tuvo que ver. Además, soy una perfeccionista, lo que te hace más susceptible a la anorexia", explicó la niña.


"En esa época, Sophie amaba lo que comía, era una saludable niña que estaba pasando por cambios corporales naturales", complementó su madre. Sin embargo, tras el informe comenzó a cambiar sus hábitos alimenticios, inició una dieta y rápidamente adelgazó, llegando a pesar menos de 55 libras.

Sus órganos más importantes estaban a un paso de fallar, por lo que la familia de Sophie decidió internarla en un hospital para que fuera alimentada a la fuerza a través de un tubo. Cuando ya se encontraba fuera de riesgo, fue ingresada a una unidad psiquiátrica para adolescentes, donde debió permanecer durante varias semanas antes de ser dada de alta.

Una enfermedad aterradora

"Creo que es un error y potencialmente muy dañino para un niño, ser advertido sobre su peso futuro en el momento en que se está haciendo consciente de su apariencia. Realmente creo que se debe detener", opinó Sophie en "Daybreak".

Por su parte, su madre calificó la anorexia como una "enfermedad aterradora". "Una de las cosas impactantes sobre la anorexia es que es una enfermedad mental y no sólo algo físico. Sophie pasó de ser una niña realmente feliz, a encerrarse en una concha. Hay un completo cambio de personalidad", describió.

Asimismo, la mujer pidió hacer más para detener la obsesión con las dietas y el peso. "Todo este asunto de que 'vas a ser obesa' realmente no ayuda", afirmó, y agregó: "Es muy importante resaltar a las adolescentes el simple hecho de que la comida es buena y te mantiene viva".

Sophie hoy tiene 13 años y aunque ya retomó sus estudios, aún continúa recuperándose de la enfermedad que la afectó. Por esto, también hizo un llamado para que se ponga más atención a los casos de anorexia infantil. "Creo que es realmente importante que en las escuelas se hable sobre los desórdenes alimenticios. Yo ya regresé al colegio y me siento mucho mejor, por lo que hay esperanza de que te puedes recuperar", señaló.

La niña también destacó la importancia del apoyo que recibió de sus padres y manifestó que espera que su historia pueda ayudar a otros a evitar repetir lo que ella y su familia tuvieron que vivir.